Las visitas del
médico suelen ajustarse a los términos “hola” y “adiós”. Pero, otras veces, visitas añoradas,
encuentros planeados de antemano se resumen en un adiós. Es cuando nuestra razón se niega a escuchar
lo que parece haber sonado en el oído y nos pegamos con lágrimas de “locktite”
a las personas queridas. Nos aturullamos
al unísono en múltiples conversaciones.
Los primeros E
mails anunciaban que la llegada a San
Vicente iba a ser el día 17. Los
sucesivos correos ya nos informaban de que el viaje desde Malmo podría sufrir
contratiempos por los horarios juguetones, por el trasbordo de aviones o por
los trámites de alquiler de coche -el dichoso e injustificado “papeleo
español”; el encuentro pasaría al día 18.
Sólo las que venían de Suecia, igual, tenían una idea más fidedigna de
lo que sucedía. Nosotras, las que
vivíamos en Serdio éramos mariposas que volaban sin rumbo; moviendo las alas
con ansiedad y zozobra: ni avanzábamos en nuestros quehaceres, ni descansábamos
tranquilas a la espera de nuestras amigas.
PIP, PIP. Por fin,
llegaron hacia las 12 del mediodía.
Karin conducía un coqueto cochecito blanco y Ann Marie hacía de
copiloto Nos abrazamos, nos besamos pero
todo sin pausa y con prisa.
Kari empezó con su exposición speedica: ¡“nosotras ya hemos realizado las compras;
vamos a pasar unos minutos con vosotras y nos vamos a comer a “Corre Poco”
PEROOO... CÓMOOO...protestamos. Sin
embargo, aquellos ojos azules y dulces nos llegaban al alma. Su voz era fresca, dinámica. Sí, disfruto de buena salud; ahora es Ann
Marie la que tiene que cuidarse. Menos
mal que tenemos contacto diario, si no hubiera sucumbido ante la meningitis:
tengo que cuidarla para que vaya recuperándose poco a poco, (Ann Marie
asentía) También Julia está esperando a
una intervención; nos invitó a instalarnos en su casa, pero hemos optado por un
hotelito en el pueblo. ¿Y qué tal vuestros hijos? Ay, Ana, qué perrita más linda. Nosotras vamos a recoger una en Bilbao para
Ann Marie…No, no, gracias; no queremos tomar nada. Y ya, nos tenemos que ir a
comer ya que Ann Marie debe llevar a rajatabla el horario.
Muá, muá, muá, muá, muá, muá más otros tantos besos de Karin.
Os prometemos que el próximo año pasaremos más tiempo a no ser que surja
algún imprevisto”!
La verdad, creo que
batimos el récord de los Guinness. Seis personas que se añoran, que desean
ponerse al día de las vidas de allá y de acá, con sosiego; sin embargo, disfrutan del dulce pero escueto lapso de
tiempo, de pie y alteradas.
El cochecito arrancó. Las mariposas volvieron a agitar sus trémulas
alas…
San Vicente de la
Barquera, a 22 de junio de 2014
Isabel
Bascaran ©
No hay comentarios:
Publicar un comentario