sábado, 25 de octubre de 2014

LAS FOTOGRAFÍAS




Decides hacer limpieza general, y de repente tus ojos se van al mueble donde guardas tus tesoros. (Las fotografías). Esas que se fueron guardando haciendo álbumes y más álbumes con la historia de tu vida; y te  sientas y abres el primero y lloras y te ríes, y te emocionas. Muchos ya no están. Pero merece la pena seguir. Te ves con mofletes en brazos de tu madre cuando eras un bebé. Sí, todos hemos sido bebés y hemos ido al Colegio vestidos con o sin uniforme, y seguro que muchos tenemos la consabida foto familiar con padres y hermanos, muy vestiditos y en el estudio del fotógrafo que más fama tenía de “hacer fotos bonitas”. Luego te sorprenderás viéndote con tu vestido de lorzas o de marinerito en tu Primera Comunión, y el recuerdo de tus padres, abuelos, tíos y primos en ese día. Vuelves a vivir tu niñez, y de ahí vas pasando a tu juventud. Fotos de excursiones del colegio, fotos de la pandilla, de cuando nos pusieron de mujercitas con bolsos y zapatos de medio tacón, (parecía que nunca íbamos a cumplir los veinte), o pantalón largo si eras un jovencito.


Pero sí que crecimos y luego ya son fotos de noviazgo y llegas al "álbum de la boda", y seguro que nos reímos y nos emocionamos. Ahora ya son fotos de tu vida adulta, de la familia que hemos creado y si hay hijos los verás riendo, llorando, dormidos, en la playa, rebozados de tierra o de chocolate. Y luego serán sus "primeras comuniones". Y así volverás a recordar tu vida que se repite en tus hijos, y serán sus bodas y tus nietos. "Pero a estos solo los verás por pantalla". Se acabó lo de hacer álbumes. Esta ya es otra vida, a la que tenemos que adaptarnos, pero que también tiene su lado positivo, y es que nunca se han hecho tantas fotos como ahora. Con los móviles no paramos. Cuando hace sol no se sabe ni lo que sacas, pero es muy fácil borrar y sacar más.


Los álbumes ya se quedarán ahí, de una época pasada y siempre tendrá su encanto perder de vez en cuando un rato con ellos.

                                                                                    
     Mª Eulalia Delgado González ©                                  
     Octubre 2014

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