domingo, 16 de noviembre de 2014

SIN SENTIDO




          El tema de este mes, es peliagudo; porque escribir algo “sin sentido”, no es tan fácil. Hombre, podría empezar por “bla, bla, bla… y terminar en blu, blu, blu…, que no tiene ningún sentido, pero tampoco da mucha satisfacción a quien lo escribe, y mucha menos a quien estuviera dispuesto a leerlo.

          Buscando cosas sin sentido, si es verdad que  encuentro muchas cuando escucho lo que dice el vecino; y no te digo nada, si me fijo en lo que hace. Pero eso es bajo mi punto de vista, porque si le pregunto a él… 

          Y pensando, pensando, fui a parar a algo que pensé el  otro día, y en lo que hice como consecuencia de ese pensamiento: 

          Mi auténtico “sin sentido”, llegará el día que estire la pata. Seguro que ese día me importará un comino que me digan “so”, que me digan “arre”. Y ya, que por razones cronológicas lo tengo cerca, se me ocurrió pensar en el marrón a resolver que les dejo a mis hijos.  Porque seguros de ese tipo,   como Santa Lucía, o El Ocaso por ejemplo, jamás se me ocurrió. Y bastante tendrán los herederos con atender a esos incondicionales que siempre acuden a la casa en esos momentos, como para también tener que correr al médico que certifique,  a la funeraria que  traiga un ataúd, al cura que haga el funeral…

          Y de repente, sin decirle ni una palabra a mi mujer por temor a que me tirara a la cabeza lo que tuviera entre las manos, me fui a la oficina de Mapfre, para  que me informaran sobre el  tema. ¡Joder, lo que cuesta morirse! ¡Medio millón largo, de las antiguas pesetas!  Casi me dejan “sin sentido” en vida, al enterarme de lo que tenía que pagar.   ¡Millón y pico, la pareja! ¡Qué cara está la vida, pero mucho más está la muerte!

          El señor de la oficina debió observar la cara que puse, y se apresuró a aclarar conceptos, diciéndome: Es para cobertura de decesos, modalidad “pago único”. Usted paga esto de una vez, y se acabó. Puede seguir viviendo el tiempo que sea, que ya no pagará más. Hombre, claro.  ¡Pues no faltaba más que fuera la cuota mensual hasta que cierre el ojo!

          Todo esto, teniendo en cuenta que desde el principio le dejé claro que quería el presupuesto con los elementos más básicos.  Nada de pompas y vanidades. Joer, que no sé a quién se le ocurrió eso de llamarle “pompas fúnebres”, cuando yo veo mucho más acertada  a la gente de mi pueblo   cuando dice que “después del burro muerto, la cebada al rabo”.

          Pero  es curioso como lo van desglosando: Después de elegir “ARCA”, puedes elegir “DIBUJO” de sus molduras, y “TAPIZADO” interior. Pero hombre, a mí que coño me importa el color del tapizado, si yo no le voy  a ver. “COCHE FÚNEBRE”. Lo más barato, hombre, lo más barato. Por mí como si me lleváis a rastras. “ACONDICIONAMIENTO HIGIÉNICO Y PRESENTACIÓN”. ¡Pues ni que fuéramos a un baile de gala, muchacho!,  “PERSONAL  PARA PRESTACION DEL SERVICIO”. Si lo vais a hacer vosotros, ese es vuestro problema. A mí, no me preguntes. “SERVICIOS RELIGIOSOS”:  Pues sí, que así se hizo siempre en mi familia. “COCHE DE ACOMPAÑAMIENTO PARA FAMILIARES”: No jodas, hombre, que si ellos no  quieren conducir alguno los llevará. “ESQUELAS EN PRENSA”: Con las de un solo periódico, voy que chuto. “50 ESQUELAS MURALES, Y COLOCACIÓN”: Con cuatro o cinco tengo de sobra, y cóbrame en consonancia. “50 RECORDATORIOS CON FOTOGRAFÍA IMPRESA”: ¡Con foto, ni hablar! Que la gente se cachondee de otro muerto. “CERTIFICADO MÉDICO DE DEFUNCIÓN”: Hombre, si no queda más remedio… Pero muerto, si estaré muerto, que vivo no creo que me entierren. “TRÁMITES  Y DOCUMENTOS NECESARIOS”: Ay, pillín, aclara esto que me huele así como las tarjetas opacas. “PLACA PRE-LÁPIDA”: ¡Pero si son cuatro ladrillos! “TASAS DE INHUMACIÓN”:  ¿Pero es que hasta el morirse paga impuestos?  “TANATORIO”:  Pues vale, de acuerdo. “NICHO”: Ni hablar, le compro yo por mi cuenta, que me ahorro tu comisión… 

          Tendré que pedir presupuesto en otros lugares, y al que más barato lo haga, que no está la vida para derroches..  Después lo consultaré con mi costilla, y espero que no me rompa otra idem…

        Jesús González ©

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