miércoles, 24 de diciembre de 2014

BRUMA…




            Estoy abrumado. Quiero decir que me abruma la bruma. Seguro que no me entenderéis porque es muy posible que no acierte yo a explicar con suficiente claridad lo que quiero deciros. Lógico; ya lo dije al principio: estoy abrumado. Esto quiere decir que tengo un cacao mental de padre y muy señor mío. 

            Verás,  esta vez, Rafael nos puso como tema obligado “La Bruma”, y por más vueltas que le doy al asunto, no veo por donde entrarle al tema. Sin  saber  por qué, al pensar en la bruma, mi mente me arrastra hasta la playa, allí, cerca del espigón. Trato de mirar el horizonte, y no le veo porque una bruma densa le borró con tonos grises. Me quedo con la mente en blanco, y dejo de escribir. Cierro el ordenador, le abro al cabo de una hora, y nada más que leer el título, ya tengo nuevamente la mente abrumada con esa pertinaz  bruma de la playa. Y siempre en el mismo sitio, allí,  junto al espigón que evita que la arena de la playa tapone la entrada de la barra. Y cuanto más miro, más densa me parece la bruma. Y más gris. Y más fría. Y… yo, ¡más me abrumo!

            Dejé de escribir por tercera vez, y al iniciar la cuarta, la bruma había avanzado hasta el espigón. ¡No me puedo librar de tanta brumosidad! Y por añadidura,  un pensamiento brumoso dibujó  algo parecido a un bergantín fantasma que emergía entre la bruma, y me aterré. 

            Entonces pensé lo bien que hubiera venido esta situación para el tema del mes anterior que llevaba por título “Sin Sentido”, pero la cosa ya no lleva remedio. “Sin sentido”  fue el mes anterior, y el barco fantasma  apareció  hace  solo un par de días. Porque dime tú a mí, qué sentido tiene un bergantín a estas alturas, cuando la navegación marítima se ha modernizado de tal modo que en vez de ser empujada por el aire, los barcos  de hoy con el empuje de sus motores galopan y cortan el viento más deprisa que la jaca aquella del cantar que iba por el Puerto caminito de Jerez…  Bueno, a no ser el Juan Sebastian  El Cano, el buque escuela de los guardiamarinas españoles, que con la bruma se despistara y navegando a la deriva viniera a parar a San Vicente. Que todo pudiera ser…  
         
Te lo juro, no he fumado porros. Simplemente estoy abrumado con el tema de la bruma…

                         Jesús González ©

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