Estoy
desasosegado desde hace días. Es verano,
la tarde aplanada, y para mí, un Mastín del Pirineo, que ni me han cortado el
pelaje, (menos mal a los baldes que mi
dueña ha sacado de borra al cepillarme) me hallo un poco más fresco. Estoy a la
sombra de una centenaria encina y desde aquí domino bien la entrada de la casa,
que de eso se trata. ¿por qué se empeñará esta gente en tenerme aquí, si yo soy
feliz en medio de la nieve? Menos mal que en invierno disfruto. Me acuerdo de
una nevada en el jardín. ¡Fui feliz! Cuando subieron por la mañana las
persianas, me encontraron tirado encima de ella y pensaron que me había pasado
algo. ¡Qué sabrán!
Veo un coche
que aparca junto a la verja; llama una señora al timbre y salen los dueños a
recibirla. Abren la puerta y el coche entra. Muchos besitos y abrazos, serán
amigos; así que ni me inmuto; pero de repente mi agudo olfato presiente algo.
Del coche
junto con el dueño sale una sofisticada perrita de mi raza, muy lavada,
cepillada, perfumada y con un collar divino.
-Rocco, me
dicen. Te hemos buscado una novia. ¿Te
gusta?
¡Ya lo creo
que me gustaba! Comencé a dar saltos, contorsiones y jadeos en torno a ella.
Ellos se quedaron en la terraza tomándose unos refrescos y cuchicheando, seguro
que sobre nosotros.
Pero la
perrita, tan mona, no quería saber nada de mí, es testaruda y me lanza ladridos
y má ladridos.
Me quedo
quieto y vuelvo a mi posición inicial; patas delanteras estiradas, cabeza
encimade ellas, y solo meneando los ojos para no perderla de vista.
Pasea por el
jardín olfateándolo todo. Se mete en las rosaleda y nadie la riñe ¡Qué suerte
tiene la condenada!
Baja unas
escaleras hacia el pequeño estanque y se pone a beber agua.
¡Esta es la
mía! Bajo también y me pongo enfrente haciendo lo mismo, Alzamos la cabeza y
nos miramos. Doy la vuelta y me pongo a su lado. Me atreví a darle un buen
lengüetazo en el morro.
¡Me dejó!...
Doy saltos y comienzo a olerla. Subo las escaleras y me sigue. Se puso a mi
lado. Voy pavoneándome de mi conquista y la llevo al fondo del jardín, donde
crecen los tomates y caen al suelo los melocotones…
M.ª EULALIA DELGADO GONZÁLEZ ©
Febrero
2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario