jueves, 12 de noviembre de 2015

NOSTALGIA....

    


“De sentirme abandonado,
y pensar que otro a su lado
pronto, pronto le hablará  de amor…”


   Así decía una canción de cuando yo era joven, y es que seguramente, cuando uno es joven, las únicas nostalgias  que le arrugan a uno el espíritu, son las de amor. Pero como éramos jóvenes, no pasaban de ser simples nostalgiucas de poca monta, porque a continuación nos agarrábamos al dicho de que a rey muerto, rey puesto,  y enseguida descubríamos otra moza de buen ver, que nos mitigaba en un santiamén las penurias  de la otra.

            Pero deja correr el tiempo, y verás cómo cambia la cosa. El amor, en su más carnal sentido de la palabra, se disuelve en la nada lo mismo que se disuelven los azucarillos en el café. Y todas aquellas cosas que en la juventud fueron inquietudes, pasiones malamente contenidas, y empujones de la propia naturaleza, que como te descuidaras un poco, hasta por los oídos podías reventar,  sin saber cómo, le dejan a uno  sentado en un sillón, sin más aspiración que esperar a que Rafael Sánchez Ortega le diga cuál es el tema sobre el que ha escribir para la próxima reunión del Taller de Escritura. 

            Entonces es cuando se vuelve nostalgia todo recuerdo del pasado, porque sabes que nada de aquello ha de volver. Y  rememoras únicamente cosas hermosas porque el subconsciente, al menos el mío, olvidó con facilidad las partes desagradables que hubo en mi vida. Decía otra canción  de mi juventud, “recordar es volver a vivir el tiempo que se fue…” Por eso los viejos nos volvemos nostálgicos, porque…

            Vamos a ver; dime tú a mí, como coño puedo yo darle sentido por ejemplo a las palabras “emprender”, “ilusión”, “esperanza”, “proyecto”, “futuro”, y un sinfín de ellas más, que si las quisiera escribir todas, no encontraría papel suficiente sobre el que hacerlo… 

            Uno, cuando es consciente de su situación, sabe que no es más que un yogur con la fecha de caducidad  ya pasada, y se siente sumamente agradecido al sepulturero del pueblo por permitirle pasear cuando no hace frío, aunque sea acompañado de un bastón comprado por cuatro perras en los chinos.

            La nostalgia es eso, recordar lo bello del pasado, pero sin hacerte esclavo  de los recuerdos, porque entonces  se transformaría en  angustia, y los amagaría.  En la nostalgia encontré yo,   (de momento),  el entretenimiento de la vejez, escribiendo los recuerdos simples del pasado, y cuando se  terminen, (si aún no tiraron el yogur al cubo de la basura), a lo mejor me decido y estrujo un poco el caletre para inventar historias.

Jesús González ©
03/11/15







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