viernes, 18 de noviembre de 2016

mujer

LOS QUE SE RIERON DE LAS BRUJAS

Imagen relacionada
Queridas hermanas, el humano ya está desollado. Hincharemos su pellejo y le pondremos de adorno una vela dentro para el día de los difuntos.

Mirad, las partes menos jugosas ―el pescuezo y..., bueno, ya sabéis― las echaremos al puchero para caldo. El resto lo utilizaremos para hacer el hechizo de las risas, del gusto refinado, de la buena memoria, de la atención y el detalle, que, tal como están los tiempos a rebosar de cara duras, venderemos el producto a millón el gramo.

Su esqueleto nos servirá ―hay que reconocer que ese “bicho” era hermoso― para hacernos "joyitas" nacaradas. El pelo y las uñas nos vendrán bien para hacer plumas y pinceles mágicos. Los pintores y escritores pagarán por ellos lo que pidamos.

Sus ojos, que todo lo veían menos el peligro, nos vendrán de perlas para los brujos fotógrafos, que cambian mucho de ojo. Estoy segura de que, cuando organicemos la subasta interplanetaria, ni en Christie´s se venderían mejor.

Encontré la manera de invertir su cerebelo en bolsa, en esa empresa nueva, “Hechizos de Inteligencia”, porque a pesar de ser macho, tenía buen peso, y os anuncio que, hasta el momento, la cotización es escandalosamente alta: sube cien enteros cada día ―muy normal, dada la escasez de ese producto.

Para el conjuro del buen humor, retraté sus risas mientras le hacía una tortura refinada: cosquillas en los pies con los pelos de mi verruga, la más rolliza y negra.

También quemé sus labios para espolvorear sus cenizas en nuestras reuniones anuales. A ver si esta vez grabamos carcajadas que sean escalofriantes y los miedos no decaigan, que, en la última reunión en el cementerio, apenas se distinguieron entre el bullicio de los políticos ofreciendo futuros imposibles…

Teófila, tráeme la ropa del humano, nos servirá para abrigarnos la nariz en invierno. Lo que nos sobre se venderá en el mercado de las aprendizas.

…¿Que cómo se llamaba? ¡Qué preguntas tienes, Rómula! Creo que Javier. ¡Mira!, me gusta como nombre de la marca de cosméticos que fabricaremos con sus cartílagos, para hacer crecer las verrugas…

Bueno, dejemos de hablar y a seguir guisando, que mañana iremos a por el resto del grupo ―fueron unos cuantos los que se rieron de mí cuando me caí de la escoba. Por cierto, he sacado el Ford T de mi abuela. Nos servirá para traerlos a todos a la vez.

Cuando cerraron la puerta del coche y arrancaron, el ruido del motor quedó amortiguado con sus carcajadas espeluznantes.

Ángeles Sánchez Gandarillas ©

No hay comentarios: