JUGUETE ROTO
Sé cuál
es la intención de nuestro jefe Pedro. Imagino que el tema que nos atañe hace
referencia a esas personas que, en algún punto de su vida, se quiebran. Puede
ser por mil motivos: el fracaso de una carrera (si es artística, parece más
notorio), un accidente, un abandono, una enfermedad, un revés amoroso... A
medida que las enumero, me doy cuenta de que lo extraño es que no estemos todos
rotos.
Creo que los mimbres de cada cual también determinan el quiebro –o
la quiebra (y no es oportunismo, oigan, jejeje)– de un corazón o de un cerebro.
¡Hoy me toca reflexionar!
Me decanto por un juguete, de los nuestros, de los de entonces.
Esos juguetes que nos traían los Reyes (los Reyes Magos de verdad, no los de
ahora). Aquella muñeca un año deseada, el cochecito de capota, los cacharritos
preciosos, aquel fuerte, con sus indios y vaqueros –mi favorito, por cierto, ya
que sólo tengo hermanos y jugué con aquellos indios mil veces más que con
mis juguetes. Tal vez por eso las películas del oeste me hacían sufrir: yo sabía que los indios eran los buenos–.
Bueno, me centro. Un año, los Magos trajeron a uno de mis hermanos
un pequeño Scalextric (regalazo),
pero como la hermana mayor (o sea, yo) era una dominante, a la par que una
manazas, se puso a manipular y enseñar al pequeño cómo funcionaba sin que
apenas él pudiera tocarlo, pero con los ojos fuera de las órbitas, ¡pobre
niño!. Aquella bruja en ciernes manejó tanto el juguete que, en un momento
determinado, se oyó un estruendoso "CRAC": ¡se rompió! Los coches se
pararon, las pistas se bloquearon. Y la cara del niño aún sigue clavada en el
corazón, ¡mala pécora! Sus gritos atrajeron la atención de mis padres, que me
dieron una buena azotaina (os juro que no me traumatizaron). Creo que, a partir
de entonces, comenzó a ser mi hermano favorito.
Hace tiempo conocí algo precioso legado por los chinos: el kintsugi. Es el arte de arreglar los
cacharros rotos soldándolos ¡con oro! Si aplicásemos eso a nuestra vida, ¡cuántas
grietas resplandecerían! La parte herida es luego la más preciada. Eso quiero
hacer yo contigo, y contigo...: si te me rompes..., ¡soldarte con oro!
REMEDIOS LLANO©
COMILLAS
FEBRERO 2018
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