Las noticias de la
mañana abren con el atropello mortal de un joven ciclista en una carretera
secundaria. Han detenido a la autora, una mujer que ha dado positivo por
consumo de alcohol. Ha prestado declaración en el cuartel de la Guardia Civil y
ha sido conducida a los calabozos, a la espera de ser puesta a disposición
judicial.
El joven atropellado
era un estudiante de Bellas Artes, con grandes planes de futuro. Sus padres
están destrozados, nada puede consolarlos, no aceptan la muerte de su hijo.
El juez decreta prisión
provisional para la mujer, acusada de homicidio imprudente, y se ordena el
traslado a la prisión más cercana.
Las redes sociales
empiezan a concertar manifestaciones feministas en defensa de la mujer
detenida, con el lema Una mujer inocente, ha sido un accidente. Empiezan
a increpar y señalar a jueces, abogados, guardias civiles, etc.
Las televisiones
entrevistan a la cabecilla de las manifestantes, que en ningún momento muestra
el más mínimo respeto y empatía por la familia que acaba de enterrar a su hijo.
Solo muestra rabia por la mujer que está injustamente detenida.
La mujer es condenada a
seis meses de cárcel. Al no tener antecedentes, no ingresa en prisión. En
algunas televisiones, es entrevistada como si se tratase de una heroína,
atacando al sistema como responsable de los hechos. Ni una palabra de recuerdo
para el joven y su familia. Niega que hubiera bebido y no piensa que sea
culpable de nada. La acompañante, la feminista defensora, asiente con la cabeza
y manifiesta su apoyo incondicional a su protegida.
Entre manifestaciones,
ataques al sistema y entrevistas, fue pasando el tiempo – dos años–, hasta que
se diluyó y llegó el olvido.
Un nuevo atropello
mortal en la carretera: un motorista era atropellado por una conductora ebria
que triplicaba la tasa de alcohol. Me quedé paralizada al reconocer a la autora:
era la mujer que ya había provocado un accidente mortal dos años antes…
El motorista
atropellado era hijo de la feminista defensora de la conductora. Se preparan
manifestaciones en repulsa por el atropello, con el lema No ha sido un
accidente, la conductora es reincidente.
La feminista inicia su ronda
televisiva, rota de dolor por la pérdida de su hijo. Pide que se endurezcan las
penas por conducción ebria, apela al sistema judicial y al ministro de
Justicia. Pide que se les condene por asesinato y no por homicidio imprudente. Está
indignada, fuera de sí; estalla contra el sistema, pide para la asesina de su
hijo la pena máxima. Su asociación feminista se presentará como acusación
particular.
Siguen las
manifestaciones...
Nieves
Reigadas©
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