domingo, 1 de julio de 2018

EL SURFER FANTASMA


(Basada en hechos reales)

Sí, aunque cueste creerlo, es real. Se dan casos en todas partes del mundo y, sobre todo, en verano. Y sí, yo he sido testigo de muchos de estos horripilantes casos.

 Como ya deduciréis por el título del relato, voy a hablaros del surfer fantasma. Y para ser sincero, eso de “horripilante” lo he puesto para añadirle dramatismo, ya que, más que aterrarte, al ver dicho espectro, te dan ganas de abofetearle de dos en dos hasta que los tortazos sean impares. Y por desgracia, me he encontrado con bastantes. Especialmente este año, ya que, como mi nuevo instituto está cerca del mar, abundan más estos espectros. Estos fantasmagóricos seres se caracterizan principalmente por ir fardando de lo buenos surfers que son. Puede que logren impresionar a las chicas que no tienen idea en estos campos; pero a mí no me toman el pelo aunque crean lo contrario, porque, por mucho que me vengan hablando de sus increíbles habilidades en el arte de cabalgar las olas, realmente no tienen ni puñetera idea. ¿Y cómo lo sé? Pues espera, que os lo cuento.

Cuando mantengo una conversación con estos “surferos”, les suelo preguntar  por qué nunca les veo en el agua, a lo que ellos me responden que solo surfean en verano –que es una forma de decir que en invierno pasas frio y que te haces caca con las olas grandes; cosa que es totalmente compresible, si no fuera porque van por ahí alardeando de ser surfistas profesionales–. Lo que realmente me molesta es la arrogancia de muchos de ellos, ya que creen conocerlo todo. Por culpa de eso, dicen cada tontería… Como, por ejemplo: “¡Las tablas de epoxi son una mierda, porque flotan menos y, además, pesan más!” –cosa que es totalmente errónea– y, al ir a corregirles, te responden: “¡Pero qué dices! ¡No tienes ni puta idea!” –a lo que ya ni les respondo, debido a que cuando eres nuevo en algún sitio lo suyo es no ganarse el odio de la gente.

En el caso de San Vicente, muchos de ellos suelen ir de “locales del pico”, por el simple hecho de ser de Sanvi –cosa que me parece una soberana tontería: yo, en un mes, surfeo más en “su playa” que ellos en un año.

En conclusión, no os creáis que alguien es “surfero” porque vaya alardeando de ello por ahí: hablar es fácil, pero coger olas en el Brusco es otra movida.

Lucas Nuño ©

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