domingo, 1 de julio de 2018

LOS FANTASMAS



El tema de este mes son los fantasmas. Escribo unas pinceladas sobre los diferentes tipos de fantasmas. 

La mayor parte de mi vida ha transcurrido detrás de un mostrador y he conocido algunos de estos personajes que hoy ocupan mi escrito y que, aún sin sábana blanca, asustaban. 

Algunos de ellos sólo sabían hablar de su dinero, de sus viajes y de las carreras importantes de sus hijos. También recuerdo a uno que nos encargó una botella de champán  francés: “Que sea el más caro, que voy a invitar a mis amigos y quiero causar buena impresión”. En su casa, su familia apenas sí tenía para comer, y yo, en mi tienda, una buena cuenta con sus deudas. 

Cuando yo era niña, en San Vicente había unas cuantas casonas antiguas. Recuerdo ir con mis amigas y ver sombras por todos lados y un miedo tremendo. ¡Hasta los árboles parecían tener vida y asustarnos!

Mi fantasía me ha jugado en ocasiones malas pasadas, como cuando mi hijo Andrés comenzó a salir de fiesta y yo, con un dolor de muelas a las tres de la mañana en el baño, haciendo gárgaras con agua y sal. Levanto la cabeza y, en el espejo, mi hijo mirándome en silencio. Los gritos fueron tan fuertes que despertamos al resto de la familia.

Yo perdí a mi madre muy joven. La tristeza y la pena me embargaban. Uno de esos días, estaba peinándome frente al espejo y os aseguro que vi la cara de mi madre sonriendo. Fue todo tan real que me aparté superasustada. Luego, reflexionando, todo esto tuvo que ser fruto de mi imaginación, ¡pero caray si era mi madre! ¡Cómo voy a sentir miedo: eso es un fantasma bueno y protector!

En estos últimos días, los medios de comunicación no han parado de mostrarnos lo que podríamos llamar un buque fantasma, vagando de un lado para otro. Mirando los ojos de esa pobre gente, de esos pequeños fantasmitas, siento una gran ternura, y confío que, entre todos, podamos devolverles su sonrisa y dignidad como seres humanos.

¡Feliz verano!

Mari Carmen Bengochea © 

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