(Con palabras y
refranes obligados, en negrita.)
Paréntesis.
Una palabra que, bien mirada, puede resultar aterradora. Como dirían los
alemanes, Echt? ¿De verdad? Pues sí,
es como la magia de una noche tibia en
la que las estrellas destellan como la seda y de repente las nubes acaban
derramando su lluvia con furia y turbulencia para sumergirnos, como arte de
magia, en el enigma de las tinieblas.
Pero
volvamos al principio.
Cuando
un día nos levantamos y nos planteamos un paréntesis en nuestra vida porque el
trabajo que realizamos nos perturba la paz,
es que la cosa va mal; vaya, que no nos sabe a una taza de humeante chocolate.
Si
trabajas mucho y hasta has conseguido comprar la Torre Trump y de repente
decides que debes hacer un paréntesis porque si no te meterán en un
psicopático, pues la solución solo puede desembocar por dos caminos: que
seguirás igualmente de desgraciado al cabo de un tiempo porque todo continuará
igual o que serás igual de desgraciado si es que decides convertirte en hippy.
Bueno,
y ya no digamos cuando tu pareja te dice, como ondeando un confalón: “necesito un paréntesis en nuestra relación; no te
preocupes, no pasa nada, nuestra armonía
es perfecta, pero es que necesito encontrarme conmigo mismo, ya que me siento
vulnerable ante cualquier circunstancia externa”. Te sientes como si te miraran
con ojos aterciopelados y de pronto te soltaran el refranito: la mujer pulida, la casa sucia y la puerta
barrida. Ahora sí que la hemos liado con la palabrita, porque al cabo de un
mes seguirás igual de mal, tanto si decides enviarlo todo a tomar helados por
toda la eternidad como si continuar con tu amorcito y todos felices, sonando la
música y ardiendo unos magníficos fuegos artificiales y aquí no ha pasado nada.
Pan y queso saben a beso.
En
fin, ya sea por trabajo, por amor o por cualquier otro pensamiento
estructuralmente intenso, hay quien nos dice de un modo desmesurado que nos va
a caer todo el peso del cielo como una traición.
Y
termino con una cita de Woody Allen: No sé la clave del éxito, pero la del
fracaso es tratar de complacer a todos.
Francis Cortés Pahissa©
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