Sábado,
cumpleaños de la abuela Mamen. Nos invitó a un buffet nuevo en la zona; le hacía ilusión, su amiga íntima se lo
recomendó.
A mi
Abu le gusta llegar pronto a los restaurantes, ya que dice que más tarde te
sirven las sobras, así que, a las dos de la tarde, puntuales, estábamos en la
fila del buffet libre.
Okupa
el primero, ¡por supuesto! Mamá se adelantó para servirle, tras coger una
bandeja:
Okupa: –Vaz dezpuéz de yo, mamá.
Mamá: –Después de mí.
Ocupa: –¡Que no, que dezpuéz de yo!
Mamá
le dejó por imposible y le sirvió en su bandeja lo que consideró apropiado para
él. Nos fuimos a una mesa, cada uno con su menú elegido. No nos dejó sentar
porque sus amigos invisibles no tenían sitio para comer:
Okupa: –Julio no quiere zentarze con Carolina porque ez mi novia.
Abu: –¡Ay,
Dios Todopoderoso!
Dejamos
dos sillas libres para Julio y Carolina. La gente nos miraba. Mi hermano miró
su menú como Carpanta, cuchillo y tenedor en ristre:
Okupa: –Yo quiero comida. Ezto no ez; quiero cocido de mi madre,
así ze me “alangran” loz huezos y crezco, ¿verdad, Julio? Loz trez comeremos en
un plato.
Mamá: –¡A comer ahora mismo!
Mi
hermano comenzó a comer entre su novia, Carolina, y su amigo Julio; eso sí,
repartiendo porciones entre tres.
Abu: –¡Ay, Dios Todopoderoso!
Okupa: –Abu, la mujer del Dioz Todopoderozo, ¿ze llama Todapoderoza?
Julio dice que ha terminado y Carolina también.
Papá: –Déjate de tonterías y come. Entonces mi hermano siguió
comiendo, pero el tenedor se lo llevaba fuera del plato, pinchando la mesa.
Mamá: –¿Qué haces, Guillermo?
Okupa: –Ez que no veo bien, mamá.
Mamá: –Ves estupendamente. La última prueba en el colegio así lo
confirmaba.
Okupa: –Que no, mamá. Yo quiero tener gafaz, como Carolina y
Julio.
Abu: –¡Ay, Dios Topoderoso! Este niño está loco, hija.
Papá
bebía cerveza, comía y volvía a beber cerveza con los ojos puestos en el
infinito.
Yo,
sentada al lado de Carolina, le dije:
–De cuñada a cuñada: no sé qué has
visto en él. Y otra cosa: ¡cámbiate las gafas, te quedan fatal!
Me
decapita las muñecas... Duerme con un osito de peluche...
Ana
Pérez Urquiza©
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