viernes, 14 de diciembre de 2018

LA CENA


           


Más que “la cena”, eran “las cenas”. Me tengo que remontar a cuando vivíamos en Madrid, a esas noches de verano, a veces un tanto agobiantes, pero con una suave brisa de la sierra que las hacía más soportables.

            Era cuando la parte norte de la casa tenía entonces más protagonismo. Habíamos hecho un patio, con una mesa redonda de piedra en el centro y sus cuatro bancos abrazándola; enfrente, la barbacoa de obra; en un lateral, puse rosales altos y bajos y, a ambos lados, dos encinas enormes creaban un ambiente más acogedor. En época de cosecha, llenaba calderos de bellotas que desgraciadamente tiraba (os aseguro que intenté asarlas –como si fueran castañas, me decían–, y hasta hice varias tartas que, al final, era yo quien acababa con ellas). Después he sabido que se usan en confitería, fileteadas y tostadas a modo de almendras, y hasta probé un licor hecho con ellas, delicioso.

            Detrás de la barbacoa, pusimos un seto de arizónicas para disimular el tendedero, donde, en invierno, las manos no las sentía al poner las pinzas en la ropa. A continuación, en la esquina de la parcela, había una pequeña huerta con unos cuantos frutales que me empeñé en hacer sacando cientos de piedras, ¡pero lo conseguí!

            Era en esas noches, con el olor penetrante de las jaras que inundaban las parcelas sin edificar, cuando hacíamos alguna que otra cena con amigos de la urbanización. Daba igual que fueran unas chuletillas, ruedas de bonito o sardinas; todo quedaba muy apetecible. Éramos más jóvenes y cualquier pretexto era bueno para estar juntos, reír un rato y llevar una tertulia. Si era fin de semana y sin prisas, se alargaban, y hasta hacíamos queimadas con orujo gallego y el conjuro en verso que le habían regalado a mi marido allí.

¡Tiempo para el recuerdo! La última foto que tengo de ese sitio fue ver a los gorriones comiendo las migas de pan que les eché para despedirme de ellos en un día frío y triste de marzo en que nos vinimos a Santander.

                                                          
Mª EULALIA DELGADO GONZÁLEZ
                                                                                  Diciembre 2018

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