viernes, 15 de marzo de 2019

LA ORTIGA Y LAS HORMIGAS.




Al borde de un camino
vivía, orgulloso, el señor Ortiga.
Justo debajo y donde él no veía,
mil trabajadoras hormigas
pasaban por allí, afanosas y humildes,
cada día.

Pasaban los chavales,
camino de la escuela.
¡Cuidado, una ortiga! ¡No te acerques, que te pica!
Pasaban los niñitos, pisaban las hormigas,
pues a penas las veían.

Y al borde del camino,
se hinchaba, orgulloso
del respeto que causaba, o más bien
del miedo que sentían,
el señor Ortiga.

Pasó también la maestra,
con un grupo de alumnos
que, atentos, la seguían.

Aquí están las hormigas,
así de chiquitas.
Transportan las semillas,
limpian los residuos orgánicos
y polinizan.
 Seguro que, sin su labor,
 esta ortiga no estaría.

La hormiga de la fábula tiene la virtud de la humildad, utiliza sus capacidades, cualidades y habilidades pare el bien de los demás, sin decirlo. La arrogante ortiga, en cambio, orgullosa y vanidosa, no ve sus propias cualidades y piensa que su valía está en el miedo que provoca.

Almudena Pascual©

No hay comentarios: