(Entre pirados)
–¿Dónde
vas?
–A la
china.
–¿A la
China, a qué?
–A comprar
una lámpara, que me han dicho que son maravillosas.
–¿Y
tienes que hacer un viaje tan largo para comprarla?, te va a salir un poco cara
la dichosa lamparita. ¿Y si resulta que no es maravillosa, qué?
–¡Anda
que tienes buenas entendederas! Voy al bazar de la china de la esquina, al lado
del edificio de Hacienda, que también me han asegurado que Hacienda somos todos,
pero…
–¿Qué
vas a hacer con la lámpara esa?
–Pues
frotarla hasta que salga el ugenio.
–-¿El ugenio? ¿Y ese quién es?, ¿tu cuñao?
–El
ugenio de la lámpara, que siempre
concede tres deseos.
–¿No
has visto la película Aladino y la lámpara maravillosa?
–No,
no la he visto. ¿Y qué tres deseos vas a pedir?
–Quiero
ser el alcalde del de mi pueblo,
casarme con la moza que tiene el gallinero más grande de la comarca y abrir un hotel
rural de cinco estrellas o más, para que vengan a disfrutar los señoritos de la
capital.
–Lo
del hotel…, no creo que ugenio te lo
conceda.
–¿Y
por qué no?
–Porque
un hotel no puede estar cerca de un gallinero, ya que a los señoritos de
ciudad, que vienen a disfrutar de la naturaleza, les molesta el kikiriki de los gallos madrugadores.
–¡Eso
es un cuento chino!
Nieves
Reigadas©

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