jueves, 12 de diciembre de 2019

HAY UN VACÍO...



Hay un vacío en los ojos

que no lo curan palabras,
y es que la niebla se funde
con el pasado y lo tapa.
Ese vacío es enorme,
aunque la risa lo engaña.
Y aunque los labios musiten
una cruel esperanza,
solos se quedan los vivos
cuando se avistan guadañas.
Porque la muerte, exigente,
quiere robarles la infancia,
esos momentos preciosos
con la ternura y la gracia,
y esa energía sublime
de su vivencia plasmada... 

Hay un vacío que surge
y hay unos leños que llaman,
con esa voz, indulgente,
que de la hoguera se escapa.
Son los sonidos extraños
y el crepitar de las brasas,
como un rosario, en la tarde,
en un runrún de beatas.
Y ante el silencio profundo,
surge el vacío y la daga
con esa curva de acero
de la inflexible guadaña.
Y aquí comienza otra historia,
porque el vacío se agranda
entre la hiel y preguntas
de la esperanza y la nada... 

"...Hay un vacío en el cuerpo
y un gran dolor en el alma,
de las pupilas del hombre
que, lentamente, se apagan..." 

Rafael Sánchez Ortega ©
06/12/19



No hay comentarios: