–Brillaba, brillaba
tanto… Estaba sentada y recostada sobre el hombro del hombre. Él también
brillaba, pero menos. Los observé mucho tiempo, comisario; me transmitían tanta
paz, tanto sosiego… En carnaval no es habitual, y menos en Venecia. Llevo
varios años viniendo; ellos, no sé. Me fijé en la maravillosa máscara de la
mujer, toda dorada, con los bordes ribeteados de plumas plateadas y unas pocas
carmesí; tenía piedras verdes incrustadas y casi le cubría el labio superior.
Un bolsito muy pequeño colgaba de su hombro, con lentejuelas de colores; lo
sujetaba con ambas manos. Una túnica larga y blanca le cubría el cuerpo. Estaba
toda prendida de pequeños lazos color malva, o morados, no sé. Por sus hombros
caídos y sus formas, deduje que era una mujer mayor. Le juro, señor comisario,
que creí que sólo descansaba apoyada en su pareja. La máscara de él era roja y
verde y, en lugar de piedras, llevaba incrustadas pequeñas perlas; y no la
orlaban plumas, sino un pequeño y tupido velo negro, como su túnica, que
llevaba engarzadas pequeñas cadenas, pocas y de un gris brillante. No llevaba
nada en las manos, ambas la sujetaban a ella, en un delicado y firme abrazo.
Les miré mucho tiempo, me parecían hermosos y algo trasnochados, sobre todo sus
pies. Ambos llevaban un calzado blanco y cómodo, parecido al que lleva mi
abuela y que ella llama deportivas.
–No
vi nada raro, señor. Una madrugada de carnaval en Venecia no llama nada la
atención. Yo me había sentado un rato a fumarme un cigarrillo, estaba cansada.
Mis amigos vociferaban un poco más adelante, desayunando en una terraza. Después
de un buen rato, noté algo extraño, no se movían, y les llamé a ustedes, a la
policía.
–¿Por
qué me ha hecho venir al cabo de tres días, comisario?
–Porque
quiero contarle algo, signorina. Esta
pareja es de origen español. Ambos estaban muertos. La autopsia descubrió un
veneno poco común. Se habían suicidado. En el bolso de ella quedaban restos en
una bolsita, junto a una nota para sus nietos. Se les acababa la vida y ellos
decidieron cómo y dónde. Lo más sorprendente fue su aspecto al retirarles la
máscara carnavalesca. Ambos tenían unas profundas marcas rojas en las mejillas,
como viejas cicatrices, y un color blancuzco bajo el maquillaje. También una
especie de surcos detrás de las orejas. Quería contarle nuestra conclusión. Son
supervivientes de aquella horrible pandemia que asoló el mundo en 2020. Desde
2065, nos parece extraño, pero sabemos que anduvieron mucho tiempo tapados, con
unas mascarillas. Fue duro sobrevivir. Ellos tienen casi 90 años. A usted le
cuesta entenderlo porque estamos en una época floreciente a finales del siglo
XXI, pero ellos han demostrado que pudieron. Es bueno que ustedes los jóvenes
sepan todo esto. Usted fue testigo del final de una época. En unos días, sus
restos serán incinerados y trasladarán las cenizas a su país. Si quiere la signorina, puede acompañar a su familia
en la ceremonia. La invitan a través de mí. Quieren conocerla.
Remedios Llano Pinna©
Comillas
Octubre 2020.
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