viernes, 26 de marzo de 2010

ABRAZOS Y BESOS


A B R A Z O S




Entre mozos de mi pueblo: Tasio, veinte años, camisa a cuadros y pantalones de mahón azul. En la cabeza una boina de color negro quemado por el sol, y a los pies albarcas con tarugos recién puestos. De frente y caminando hacia él, Berto su amigo que regresa de la mili. Tasio le mira, echa hacia atrás la boina y arrasca el cráneo con sus uñas largas ribeteadas de “negro funerario”

-¡Ostia, pero si es Berto!

-¡Coño, si es Tasio!

Se acercan y cada uno le da al otro dos fuerte golpes en el brazo derecho una carta más abajo del hombro, dejando un moratón para el recuerdo. Después se abrazan, y los dos a un tiempo se estampan mutuamente unos palmetazos en la espalda, que más que saludo parece querer desatorarse de un trozo de carne atravesado en sus gargantas.

-Te veo de puta madre

-Y tu, como la puta de la tuya.


Apasionados:

Las dos familias se odiaban desde tiempo inmemorial, pero a pesar de ello los hijos se enamoraron. La oposición fue total y tajante por ambas partes por lo que, aquello que pudo haber sido un bello amor de adolescentes, se transformó en amor clandestino y pasión obligada a oportunos instantes: Mario vio a la muchacha descalzar las albarcas y dejarlas a la puerta, antes de entrar en la cuadra y cerrar tras ella. Era la señal convenida, y con la facilidad de un gamo saltó la pared del huerto para rodear el edificio y entrar por la vieja y desvencijada ventana trasera. Subió de dos en dos los escalones del pajar, y allí, sobre la pella de hierba seca y perfumada, esperaba Lucía. Los brazos de la joven rodearon el cuello de Mario, y los del muchacho atenazaron con fuerza la frágil cintura. No hubo palabras. Sólo miradas penetrantes y desesperada tensión de músculos contraídos que comprimieron los dos cuerpos en una sola figura. Las manos del joven resbalaron hasta los glúteos prominentes de terso y suave tacto donde hundió con fuerza sus dedos crispados y enérgicos. El respirar profundo de ambos se convirtió en jadeos, las piernas les flaquearon y cayeron al suelo levantando con el golpe de sus cuerpos mil hierbas secas perfumadas de orégano y tomillo. Lo que siguió ya nada tuvo que ver con abrazos, o al menos, en ese instante, los abrazos cambiaron de nombre…




B E S O S



De pijas: Las dos subidas a unos zapatos de tocón alto. Las dos con abrigos paño caro, cuello subido y bufanda de zorro plateado. Se miran y justo al instante, se abren dos sonrisas rojas, y quedan al descubierto dos dentaduras de porcelana cara. Se acercan y otra vez al instante salen hacia atrás dos culos flácidos al tiempo que dos pares de tetas bien sujetas se acercan desafiantes cual cañones antiaéreos. Juntan las mejillas que se pegan como a cintas atrapa-moscas, y diciendo “moá-moá”, besan el aire como si chuparan una piruleta. Apasionados: Esto ya es mas difícil de escribir, porque las costumbres cambian con los tiempos, y las mías fueron otras costumbres Besos apasionados de última novedad como los actuales que nos muestran los seriales de televisión, jamás los había visto. Ahora los jóvenes empiezan por abrir unas bocas como auténticas serpientes pitones, pero sin los colmillos del veneno, claro, que más que besarse, dan la impresión de que se van a devorar a dentelladas. Después la cosa se suaviza y continúan chupando un labio, y luego el otro, como si estuvieran en Lepe haciendo una cata de fresas. En lo único que coinciden con los de mi época es en lo de cerrar los ojos, aunque dudo mucho que los cierren por el mismo motivo. Nosotros los cerrábamos para no distraernos con nada y concentrar cuerpo y alma en lo que estábamos haciendo. Yo creo que ahora los cierran para no verle a la moza el “gargüelo” y la campanilla agitándose allí sin saber si lo que quiere su ama es tragar o es respirar. En mis tiempos se besaba como Dios manda, se llegaba con la boca cerrada a otra boca cerrada también. Que besar, lo que se dice besar, se hace con los labios. Con los labios en la frente por ejemplo, a los niños chiquitines; en la cara a los padres y hermanos, y con los labios en otros labios para los besos de amor. ¿Qué aquellos besos eran menos apasionados? Ni mucho menos. Luego venía lo de ir apretando poco a poco para luego atornillar .Cada cual empleaba su táctica. Todo era cuestión de lengua y de rejoneo. Y hasta había momentos que si la presión y la pasión aumentaban, el tornillo se convertía en berbiquí, que barrena más deprisa. Aunque lento era mejor. Poco a poco y buena letra, que dice el adagio… Libidinosos: Creo que existen desde Adán y Eva, y si no se besaron así, bien tontos fueron. Este beso empieza en la punta de la uña del dedo gordo del pié, y lo que menos importa es si del derecho o del izquierdo, porque al final siempre se va a parar donde fue Adolfo Suárez. Es un beso largo, larguísimo, prolongado y alterno. De la falange se pasa al metatarso, pero sin levantar cabeza, y aquí se vuelve a besar. Pasando el hueso astrágalo, esto es, cuando se llega a la pierna se puede alternar el beso con pase de lengua sin importar si es tibia o peroné el camino que se está recorriendo. Llegado a la rodilla se puede tomar un respiro. Es más, casi es obligatorio llenar aquí de aire fresco los pulmones porque el último tramo que queda del viaje en verdaderamente apasionante. El fémur es mucho fémur. A medida que se asciende aumenta el calor y la humedad, y el que sube y besa ya no sabe si besa, si lame, si chupa o si muerde, y con el calor, y con la humedad patina, resbala, cae de bruces, y mira tú, se acabó el beso.

Jesús González González ©
Marzo 2010

QUIZÁS BESÓ TUS OJOS EL SILENCIO




Quizás besó tus ojos el silencio
y tu cara la brisa en la mañana,
aunque puede que fueran los suspiros
de un tierno corazón que te llamaba.

A veces adormeces los recuerdos
de día, mientras cuidas a tu alma,
la misma que proteges del pasado
a base de tesón y de coraza.

La niebla te acaricia y te rodea,
te envuelve con los grises de su capa,
te lleva hasta los bosques infinitos,
el reino de los gnomos y las hadas.

Por eso puede ser que en el silencio
se encuentre el dulce beso que te falta,
el toque de esa música sublime
la bella fantasía deseada.

Más puede que los sueños sean sueños
cual notas arrancadas de algún arpa,
y entonces tú los sientas y los vivas
marchando con los mismos a la playa.

Quizás besó tus ojos el silencio
o puede que una nube los rozara,
aunque puede que fueran los latidos
del tierno corazón que ya te amaba.

Un bello corazón llamó a tu puerta
y puede que prendiera la esperanza,
las brasas de unos leños que dormían
envueltos con cenizas y distancias.

Entonces ese beso tiene forma
y tiene ese mensaje sin palabras,
el mismo que tu buscas y recibes
y alumbra con su aliento tu mirada.

Amaste corazón nunca lo niegues
y amaste con los ojos que proclaman,
amaste con el pecho que suspira
y amaste en la caricia no buscada.

Quizás besó tus labios el silencio,
quizás mi soledad, llegó a tu casa,
de pronto me abrazaste sin reservas,
me amastes y te amé sin pedir nada.

Rafael Sánchez Ortega ©
08/03/10

ABRAZOS Y BESOS




El desabrido sonido del despertador hizo que Mariana se sobresaltase. Esa noche había dormido poco y mal, eso no la iba a beneficiar en absoluto. Tenía que darse prisa, a las diez era su primera entrevista de trabajo. Acababa de terminar sus estudios y en estos momentos los ampliaba con un Master a punto de concluir. Era crucial la entrevista.

Pero, ¿Por qué estaba tan nerviosa? ¡Estoy preparada y lo puedo conseguir! Se decía una y otra vez.

Se dio una ducha enjabonándose su frágil cuerpo y recogiéndose cuidadosamente su larga y morena melena, (es muy importante la higiene) pensaba. Se maquilló a continuación discretamente (no voy a ninguna fiesta). Se vistió con un traje pantalón que había comprado para la ocasión en un gris perla, pero lo acompañó con una blusa rosa fuerte que lo alegraba y un collar largo haciendo el conjunto más femenino. Los zapatos ni planos ni de fiesta, unos mocasines de medio tacón. Discreta, elegante y femenina. (la imagen es importante y más en estos tiempos de tanta competitividad), seguía pensando, y salió de casa dispuesta para la lucha.

La pasaron al despacho del Jefe de Personal, Estaba sentado detrás de su mesa y pensativo.

-¡Oh, perdone!

Se levantó para saludarla. Mariana puso su trémula mano en la de aquel hombre que se le antojó como un corpulento armario. La sonreía, pero de pronto quiso saludar y no pudo, en su cabeza sentía un zumbido desconocido y sus piernas se volvían como chicle. Se vio abrazada por aquel corpachón que la sostenía firmemente y logró sentarla en una silla. La frotaba suavemente los hombros con una mano y con la otra seguía aprisionando su mano dándole energía y confianza.

-¿Su primera entrevista de trabajo? -le espetó. Le aseguro que no me he comido nunca a nadie, -Se lo dijo dirigiéndole una sonrisa cálida y amable.

La entrevista fue bien y salió con buen ánimo.¡Prueba superada!

La mañana le pareció más luminosa y se entretuvo paseando. Atravesó unos jardines llenos de flores y vio a unos niños jugando. Al momento reconoció a una de aquellas jóvenes mamás. ¡Pero si eres Luisa! Se abalanzó sobre ella abrazándola con cariño y estampándola dos sonoros besos en sus mejillas; la miraba y no se lo podía creer…Para ella una buena amiga de colegio. Se había casado y marchado a vivir a otra ciudad. Pero Luisa lejos de corresponderle de la misma manera, se mostró bastante distante. Estuvieron un rato hablando y al despedirse alargó la mano con un lánguido saludo. ¡Adiós! Mariana se quedó cortada y no se atrevió a más confianzas. ¡Me alegro de haberte visto de nuevo y convertida en mamá!

El mundo de los sentimientos es así pensaba, nadie está obligado a querernos como nosotros queremos, y nosotros tampoco queremos a otras personas como quisieran que las queramos. ¡Un lío! Cambió de pensamiento, este mucho mejor. Había quedado con su novio a la salida del trabajo para comer con él.

¡Esta vez sí!, se abalanzó en sus brazos sabiendo que sería correspondida. -¿Todo bien? -Preguntó. ¡Sí! -respondió, pero solo quería sentir como sus manos le resbalaban por la espalda y la apretaban contra su pecho. Se sentía querida y protegida. Ahora sabía que ese era el hombre que había escogido para unirse a él en lo bueno o lo malo que les deparase la vida y formar una familia. Alzó su cara y le ofreció su boca. Con los ojos abiertos vio bajar su cabeza y unir sus labios a los suyos fundiéndose en un largo y suave beso, hasta convertirse en uno apretado y apasionado que la dejó casi sin aliento.

¡Ya no podía vivir sin esos besos!


Mª EULALIA DELGADO GONZALEZ ©
Marzo 2010

SUEÑO QUE DESPIERTAS





Sueño, que despiertas,
Sin haber dormido.
Buscas en las sombras,
Lo que no se te ha perdido.
El hallazgo, de un amor no correspondido,
Es tu secreto más comprometido.
Aunque, es guardado como el tesoro mas divino.

Sueño, de la noche, que vuelves de tu escondite,
Callado, invisible, como el silencio.
A buscar consuelo, donde lo perdiste,
Déjame decirte:
“ni consuelo,
Ni escondite”,
Borrara el amor que sentiste.

Sueño, soñado
Vuelve de aquel silencio, lejano,
Que te estoy esperando,
Que el roce de tus labios,
Sin soñar,
Me esta matando.

Jezabel Luguera ©
Marzo 2010

VIVENCIA





PRÓLOGO: De país tercermundista ...

Han pasado casi treinta años desde aquel nefasto ingreso en la clínica San Ignacio de Bilbao. El médico de cabecera telefoneó al cirujano D. Ramón San Sebastián. Sin perder tiempo nos presentamos en el centro sanitario. Casi nos arrancaron a nuestra hija Sarah de las manos. Era viernes, y entonces, como ahora, al llegar la una del mediodía, los trabajadores ya tenían la mente fuera del trabajo: así ocurrió con nuestro cirujano y la caza.

Hacia las dos nos trajeron a nuestra hija Sarah a la habitación, operada de apendicitis y envuelta en un baño de éter que a mí me dejó inconsciente. Las enfermeras nos aconsejaron que le diéramos poco agua administrándosela, (en caso necesario,) con una cucharilla. La niña se moría de sed: “Ama, por favor, dame agua". Y yo le acercaba el vaso a la boca. ¡Cómo ha avanzado la medicina hoy en día!; según ingresas en el hospital, y antes de darte los "buenos días", te colocan la bolsa de suero.

Por la madrugada, mi hija empezó a vomitar bilis y para mi desazón vi que su lengua era verdosa y larga; y las ojeras negras. La apendicitis había provocado una peritonitis. Intentaron cortar los vómitos, pero hacia las seis empeoró: expulsaba chorros de líquido verdoso que iban manchando sábanas, toallas... Se me ocurrió coger a mi hijita y huir de aquella antesala de la muerte. Pero ¡no!, no me permitirían. Llamé a mi tía Maritxu para que avisara a su hijo Esteban, médico en el hospital de Basurto. Se presentó diligentemente y ante aquel cuadro sobrecogedor pidió la presencia de dos pedíatras de su hospital. Hablaron con la inepta y basta pedíatra y con la dirección de la clínica. Sarah fue trasladada al hospital de Basurto, a la UCI, (hoy en día UVI), del pabellón Gandarias. Cuando mi primo Esteban llegó a su casa nos informó de que Sarah estaba fuera de peligro.

¡ESTABA HIDRATADA!

...A besos y abrazos enternecedores

Las persianas del ventanal de la UCI se levantaban a las cuatro de la tarde. Sarah se acercaba al cristal y situaba sus manitas de 4 años sobre él. Mi marido colocaba la mano izquierda sobre la derecha de la niña y yo posaba mi derecha sobre su manita izquierda; después acercaba los labios a la ventana y nosotros la imitábamos. Nuestro aliento daba calor a aquel objeto frío y carcelero. A las cuatro y media entraba Esteban la aupaba sobre su pecho y se cerraba el escaparate.

El lunes tuvimos la primera oportunidad de hablar con el cirujano:nos pidió disculpas por su falta de ética profesional y solicitó nuestro permiso para que fuera él quien volviera a intervenir a nuestra hija. Esta vez había que limpiar la obstrucción del Ïleon. El médico nos llamó después de la operación. Todo había ido bien, pero Sarah debía seguir en la UCI para evitar infecciones y con el objetivo de que el Aparato Digestivo volviera a funcionar con normalidad.

Por la mañana, hacia las siete, yo llamaba a la enfermera del turno de la noche:

Ring, Ring.

-Buenos días. Soy la madre de Sara.

-No hay variaciones: Sarah no ha defecado.

Por la tarde viajábamos a Bilbaoy repetíamos el ritual de las manos y los besos vaporosos. Puntualmente, aparecía Esteban o Florita, esta última familiar y miembro de la Cruz Roja y la alejaban del cristal manoseado.

El regreso a Markina era angustioso:¿Qué me respondería la ATS?

Ring, ring.
-Buenos días, soy la madre de Sarah...

-Lo siento, pero no ha evacuado todavía, aunque la niña está bien.

Los besos se hacían casi palpables, pero el adiós nos dejaba el corazón herido y sangrante.

Ring, ring.

-Buenos días. Soy...

-Sí. Sarah ya ha hecho caca. Pueden venir a por ella.

¡Qué bonito me sonó entonces la palabra ¨caca¨

Incluso tuvimos suerte al aparcar el coche. Nos sentamos en el banco del pasillo. Les pasamos la ropa que habíamos traído, (todo lo que había usado allí había que echarlo). Tardaron en cambiarla, pero, por fin, apareció con su preciosa sonrisa. La abracé sin hacerla daño. Nos abrazó Malcolm.

-¡Oh Mummy, oh Daddy, os quiero tanto!. Vámonos al coche, llevadme a casa. Sin lugar a dudas.!

¡Aquel abrazo tan deseado ha sido el momento más feliz de mi vida!.

A ti oyente. A ti lector: Sé que no recuperaste a tu ser querido y quizá mi vivencia positiva te produzca cierta irritación. Perdóname. Desde hoy, quiero que seas tú quien disfrute de aquel maravilloso abrazo, Yo me quedaré con sus manitas y los besos sobre el panel acristalado.

Isabel Bascaran ©
San Vicente de la Barquera,
23-Marzo 2010.

TUS ABRAZOS


Tus abrazos ardientes
hicieron volverme loca,
apasionados abrazos
impregnándome tú aroma.

El aroma de tu cuerpo
en abrazos cariñosos
a mi cuerpo se pegaba
con impulsos amorosos.

Tiernamente me abrazaste,
y tus manos rodeaban,
mi cuerpo junto a tu cuerpo,
apretándome a tu alma.

Recorrían tus abrazos
mi cuerpo ya sin sentido
pues mi ser en ese abrazo
disfrutaba complacido.

Después, acercando tu boca
a mis labios la pegabas,
con besos lentos y eternos
a mi cuerpo que temblaba.

Recorriste palmo a palmo
con tu boca mis sentidos,
dejándome besos tiernos
en mi cuerpo enardecido.

Besos llenos de ternura
con la pasión desatada,
que con tus labios fogosos
a mi cuerpo lo excitabas.

Tus abrazos y tus besos
exaltaron mi locura,
y mi cuerpo deseaba
tu erotismo sin cordura.

Flor Martínez Salces ©
Marzo-2010

UN BESO



Un beso es una experiencia de cariño, de amistad y sentimiento de emoción, la alegría de encontrarse con un familiar que no habías visto hace largo tiempo.

Lo que sientes al dar o recibir un abrazo, según sea la situación que te encuentres de tristeza, por estar enfermo o por una perdida familiar, por cortar con tu pareja, por no aprobar un examen, por el fracaso de tu empresa, por diversas circunstancias de la vida te baja la moral por los suelos.

Los abrazos y los besos te reconfortan. Los besos pueden ser de diferentes maneras. De una madre a sus hijos, entre hermanos y amigos, a los padres que tanto les debemos y necesitan de nuestro cariño. A tu pareja tienes que expresárselo con besos y abrazos, el cariño que le tienes y un te quiero de vez en cuando.

Hay muchas clases de besos, por amor, por amistad, por compromiso. Besos profundos angelicales, puros, sencillos. Todos expresan el cariño o aprecio que puedas tener a las personas. O también a los animales, se da el caso como a perros, gatos, caballos, aves y así sucesivamente.

Blanca Santos ©
16-3-2010

EL ABRAZO DE LA VIDA


La vida brinda y ofrece de todo. Un fatídico día descubres que es tu gran enemiga, de un zarpazo te arrebata lo más importante de tu existencia, deseas abandonarla, dejarla, irte lejos de ella, huir... ¡no entiendes nada!, únicamente ante ti hay un túnel oscuro que no conduce a ninguna parte, sin salida.

Continuas sumida en esa oscuridad hacia el abismo, recorres la distancia hacia el túnel, te dejas llevar por la inercia kilómetros y kilómetros, ves que no hay salida de emergencia tan solo límites de velocidad, con lo cual vas lentamente, quieres acelerar pero no puedes, pisas el freno, reduces la marcha.

De pronto vislumbras un punto de luz al final del largo túnel: ¡Es la vida, te está esperando¡ Aparcas, ves que ella viene a tu encuentro, aceleras los pasos, sonríes, te abre sus brazos y te fundes en un abrazo imposible de describir, cálido, inhibidor del miedo, sin pronunciar palabras te dice todo.

Entre sus brazos te sientes querida, de nuevo persona, no lo recordabas vuelves a estar viva, y deseas que diariamente te abrace que te diga buenos días, buenas noches y así llegar a una reconciliación con ella en la vida.

Ana Pérez Urquiza ©
Marzo 2010

BESOS Y ABRAZOS












UNIONES.








Mira que hay abrazos a definir, tantos como momentos y sensaciones, pero intentaré daros mi visión de tres de ellos. Apasionados, lánguidos y cordiales.

CORDIALES.


Esos que son amables pero casi por compromiso, donde apenas pones corazón, pero sí das bienvenidas, acuerdos, reencuentros. Optas por una posición derecha, no cierras los brazos con fuerza, son agradables, cortos, donde una vez concluidos apenas te separas del personaje, queriendo establecer un nexo más cercano; se escapa el sentir, descubres que falta ¿práctica? o ¿sobra alejamiento? o quizá ¿sentimiento? Queda la esperanza de que crezcan. Son agradables, hueles su vida, pero tan solo la hueles, no la sientes porque les aprecias nada más y nada menos. Creo que puede ser el descansillo de la escalera del cariño.

LÁNGUIDOS.

A estos les encuentro cansinos, son algo llamado compromiso social, donde apartas la cara y el cuello, a veces son de amistades de conveniencia y posas en ellos un ápice de comedia cariñosa. También suelen darse entre compañeros de trabajo, estudio, de los que tienes cercanía en diferentes actividades, deportes, paseos, reuniones, charlas, pero que no te son cercanos, ni tampoco desagradables, quizás se denominen de coexistencia controlada. Suelen darse a la victoria o la salida de esos varios elementos; en épocas de festejos o de vacaciones concluidas y reencuentros tras pequeñas temporadas.








NOTAR LOS LABIOS.






Esto sí que es difícil, definir algo tan sensible para el que lo da y para el que lo recibe. Es una caricia a todos los niveles pero tiene como todo en la vida sus modos y maneras, su fuerza física o sentimental, la acción más agradable, incluso de personas inesperadas. Los hay hasta de traición e incluso hirientes.


DE PASIÓN.

Es algo que viví con sensaciones a espuertas. Algo inesperado a pesar de saber el cariño que unía nuestra relación de tantos años. Llegó después de una situación fuerte ajena. Acompañado primero de la levedad de un abrazo sentido e intenso, poco a poco se agrandó en fuerza y apretadas las mejillas se incrementó el calor de cuerpos y almas, de la sorpresa en ambas partes, lleno de énfasis aportando deseo de entrega, de sentirse lleno de apoyo, de verdades, de sinceridad, renuncia y aceptación compartida. El corazón con pálpitos enérgicos que enviaba litros de sangre en frenéticos impulsos… y ese calor que crecía en las caras, esperando el beso apretado, sorprendente comprendiendo la entrega y el abandono de cada personaje al otro. De nuevo sentí apretar sus labios plenos entre el pómulo y el hoyuelo de mi cara, nunca sentí ni siquiera en la juventud donde las hormonas te hacen temblar ante el ser amado y la pasión semejante cosa. Sí, mi amiga me entregó por siempre su amistad en ese apasionado momento y yo la acepté.

DE LANGUIDEZ.

Creo que serán esos besos afectados, bisoños, de concesión hacia el opuesto, que se entienda rápido de que el que lo “concede”, te ha dado el regalo del día. De señoritas o señoritos pitiminíes, quizá de alta cuna o escalón social elevado, con esa especie de cansancio agotador, cuando los recibes, (eso con suerte, porque suelen darse sin ruido ni contacto), notas unos labios fríos y tensos. Serán los que definen un poco al que besa, que teme impregnarse de esas gentes llenas de calor y libertad. Esos que están encarcelados en sus modos y maneras, en una especie de burbuja, que temen romper para besar o para aprender a hacerlo, que normalmente se pierden en el aire, porque se entregan sin apoyarse casi, se dan al viento, pobre que también tiene derecho y por tanto se los lleva no sirviendo ya para nadie.

BESOS SALUDADORES Y AMISTOSOS.

Me encantan, es fácil definirlos. Entregados y recibidos con satisfacción. Con alegría y sabiendo a ciencia cierta que se necesitan en los dos lados. Esos que sabes agradables, inundados de salud espiritual, que empiezan y concluyen con sonrisa y abrazo. Sonoros, calman, los repites varias veces, los coleccionas, son diferentes siempre. Encubren caricias de los dedos en esas espaldas y hombros que te parecen perfectos, que embellecen estéticamente e interiormente. Cuando acabas (porque a veces ya se siente uno observado, no importa pero se ha de ser considerado, evitando aumentar la digamos pelusa de ese acto en los demás), disfrutas del encuentro tan íntimo y de las palabras de interés en tu persona, dando pie a un sentimiento de euforia y un pequeño estremecimiento de abandono de esa unión limpia, clara y deseada, que por mucho que la repitas, no te cansas de efectuar.

Ángeles Sánchez Gandarillas ©
Marzo 2010