sábado, 27 de febrero de 2010

SAN VALENTÍN

Un profundo vínculo de amistad los unía al encontrarse por el parque cada día.

Ella con su perro y él dando unas vueltas, haciendo footing, así un día y otro, que no podía ser menos. Llegó el día de atreverse, de declararse a ella, aprovechando el día de San Valentín, el día de los enamorados.

La esperó con unas rosas rojas, para ofrecérselas a la amada, que tanto ocultaba lo que sentía por ella. "Estas flores son para la mujer que quiera ser mi novia y algún día será mi fiel esposa".

A lo lejos ve una silueta y su corazón se acelera. Presiente que ha llegado la niña que más desea, con las flores en la mano unas palabras la dice que ella escucha muy atenta. ¿Qué radiante va la niña con su vestido de seda?, su mirada resplandece como en la noche la luna llena, el novio que la acompaña va vestido de etiqueta y la susurra al oído canciones de amor y promesas, van cogidos de la mano, para andar bien el camino, prometiéndole la vida, que siempre estarán unidos.

Sus caritas tan risueñas, llenas de amor y alegría, van pregonando a los cuatro vientos, yo soy tuyo y tú serás mía, se fundieron en un a brazo un beso y estas palabra decían: "yo te quiero, te quiero vida mía, que nunca nos separemos mientras tengamos vida, tenemos grandes proyectos para formar un hogar, que se cumplan nuestros sueños y tengamos paz y armonía".

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¿Que pasó cuando te vi?

Rompiste mi calma y sosiego,

¿Qué pasó cuando te conocí?

Cambiaste mi paz por tormento.


Tormento y felicidad,

historia plena y corta

de fantasía y pasión

sentimientos sin medida

que brotó de mi corazón.

Lo que viví ya no tengo,

es inútil volver atrás,

de tus garras estoy preso,

nada me sacia, nada me llena

mi amor oculto quedará

pues a nadie puedo dar

aunque quiera.

En lo más hondo queda mi secreto,

en lo más hondo del alma,

aunque no pueda galopar

Me conformaré con andar,

Aunque no pueda ser feliz,

Me conformaré con reír,

Aunque no pueda amarte

Me conformaré con recordarte.

Mi vida continuará

La fuente de mis lágrimas

Quedará seca, sólo queda el recuerdo

y la cicatriz que el alma lleva.


Blanca Santos 14-
2-2010

jueves, 25 de febrero de 2010

PARA ALVARO...

Pues ya ves como son las cosas, tenía pensado darte la bienvenida a nuestro grupo, escribirte dos letras y un inoportuno accidente, como es quedarme sin el pc anoche ha sido la causa de este retraso y precisamente hoy, me encuentro el comentario de alguien que te quiere y aprecia y sonríe con tus letras.

Ayer fue un motivo de alegría verte llegar a nuestro lado, con el pelo húmedo y quizás corriendo, acudiste a leer aquellas letras que habías escrito y con tu voz infantil, un poco nervioso, pero seguro de que lo estabas haciendo bien, nos diste tu opinión sobre un tema interesante, como es la desaparición de los dinosaurios.

No sé los demás compañeros, pero en mi caso cerré los ojos y me fui a esa infancia ya lejana, pensé en esos animales ya desaparecidos, me vi contemplando a las estrellas en compañía de unos amigos, discutíamos acerca del origen del universo y cada uno lanzaba una hipótesis y opinión diferente, y hasta pensábamos en la vida en otras galaxias y planetas.

Sí, Alvaro, yo también he sido niño, como tú ahora, y también lo hemos sido todos los que anoche viste que estábamos leyendo nuestros escritos, como luego hiciste tú, por eso quizás te entendimos y seguimos tus palabras y nos emocionamos contigo, cuando al terminar se rompieron tus nervios y te refugiaste en un abrazo en el pecho de Laura.

¡Qué imagen más hermosa nos ofreciste y cuántos sueños se despertaron en mi mente!

Personalmente me vi también escribiendo, en una edad parecida a la tuya. Era cuando me empezó ese gusanillo por tratar de llevar a la cuartilla lo que pensaba, lo que empezaba a sentir y aquel deseo de ser diferente, en una palabra, de ser yo mismo y no una copia de nadie, aunque bebiera ya y devorara las páginas de centenares de libros en busca de la verdad, la aventura y el romanticismo.

Quizás a todos los que viste anoche y que desde ese mismo instante te dimos nuestro cariño y bienvenida, nos pasó lo mismo en algún momento, porque todos hemos sido niños en algún instante de nuestra vida, pero eso no significa, que entonces, como tú ahora, no tuviéramos ya esa inquietud, esas ganas de escribir y sobre todo esos deseos de buscar la verdad a través de la lectura y la escritura.

Tu escrito, sencillo y directo, fue un claro exponente de esa búsqueda de la verdad, de esa interrogante que dejó una especie, en el mundo animal, que se extinguió por los motivos que tú expusiste acertadamente en tu escrito y en la que están de acuerdo muchos investigadores.

Es cierto que se ha escrito mucho sobre ese episodio e incluso se han proyectado interesantes películas, como Parque Jurásico y otras, pero ¿qué mejor remedio que plasmar todo eso en un mundo de ficción donde los sueños de los niños y los mayores puedan dar rienda suelta a los mismos?

Mi felicitación mas sincera y también la de todos los que anoche tuvimos la suerte de escucharte y decirte que si así escribes con tus nueve años, ya verás como lo harás cuando llegues a la edad de Jesús, y no te la digo para que no te asustes. (Es broma y seguro que Jesús me perdonará esta intromisión)

En nombre de todos reitero la bienvenida a nuestro grupo y seguiremos atentos a todo lo que nos vas a seguir escribiendo, que seguro que será así, aunque sin olvidar los deberes del colegio, porque la escritura es muy bonita y una manera también de realizarse y llegar a conseguir muchos objetivos en la vida y tú, por suerte, tienes un largo camino por delante para poder conseguir muchas metas.

Rafael

miércoles, 24 de febrero de 2010

MUJER DE LA NOCHE


Mientras admiraba tan azulada noche y observando los luceros en su tintinear, recuerda que está viva, que su ser no ha fenecido; que el líquido vital color carmesí que fluye por sus venas sigue su recorrido de intrincados caminos, hasta hacerla palpitar con la fuerza y el galope del mejor alazán.

Ya no esta quien corría con ella a paso parejo, con sus crines al aire; entonces corrían sin descanso hasta terminar en un éxtasis puro de amor. ¡Que cruel es esta noche que no deja admirarla sin dejar de traer recuerdos!. Lógico seria tenderse en la manta verde de pasto con su aroma típico. Contar las las estrellas, dividir, restar y sumar. Encontrar las forma de crear figuras con alguna nubecita que siempre aparece perdida entre tantos luceros y planetas. Imaginar que las trillizas Maria la miran como invitándola en su danza y juego de luces multicolores. Hacer un viaje hasta Venus recorrer sus calles e inhalar con placer el aroma a amor.

Dejarse enamorar por la luna. ¡Pero no!, inevitablemente siempre le sucede cuando se recuesta a contemplar la inmensidad nocturna, que no deja de sorprenderla. Especialmente en verano cuando son mas claras las noches. ¡Qué loco es esto! Lo que inspira mirar y dejarse llevar por la imaginación. Pero ella es así, soñadora, sensible, me atrevería a decir que es una niña dentro de un cuerpo de mujer por lo naif de sus pensamientos, sueños y forma de vivir. Quisiera ella atrapar en un abrazo y nutrirse de lo inaccesible. La desbordan sentimientos encontrados; melancolía animal del ser humano.

Umbral de soledad queriéndose asombrar por la ventana del futuro y atrapar la esencia del amor para guardarlo en un frasquito bajo siete llaves; y que no se vuelva a escapar.

YSAFER ©
21/02/2010

LA RED Y UN DIA DE COMPRAS


Llueve continuamente, no ha cesado durante todo el día, como sus pensamientos hacia El desde el día que se conocieron, se acuesta y se levanta pensando en su persona. Cuando entró en su vida, esta dio un giro inesperado, atrayente, fue una fresca brisa, dulce pausada, recuerda cada día junto a El. Al inicio fueron pocos días juntos pero muy intensos, los suficientes para que ambos se dieran cuenta de que estaban predestinados.

¿Cómo se conocieron? Llovía, ella había estado haciendo compras y salio del centro comercial con bolsas en ambas manos y sin paraguas, de pronto en un paso de peatones en rojo, El se puso a su lado y le pregunto por una dirección, Ella respondió que iba hacia allí, El le tomo unas bolsas y le cobijó bajo su paraguas. El no era de esa ciudad. Charlaron de cosas sin mucha importancia, ¿tú de donde eres?... yo de tal sitio... yo de tal otro... llegaron donde estaba aparcado el coche de El, este le preguntó: ¿te llevo a alguna parte, sin paraguas te vas a empapar?; está bien, de acuerdo le respondió. Metieron las bolsas en el coche y continuaron el trayecto. Ella, pensaba; ¿Por qué me he sentado en el coche de un perfecto desconocido?

El hablaba y a Ella le encantaba su voz masculina, dulce y su amplia y bonita sonrisa, era elegante y educado en sus gestos. Cuando llegaron a su calle, (Le dijo cinco portales antes), aquí me quedo, (por guardar su intimidad), aparcó, le entregó las bolsas, se miraron bajo el paraguas, El preguntó, ¡dime tu nombre, Ella dudo... se lo dijo, ¿y el tuyo? se lo dio; miradas, silencio, no podían dejar de mirarse. El lo rompió diciendo: me gustaría volver a verte si tu quieres, y con una bonita sonrisa continuó ¿es muy pronto mañana? sin saber cómo Ella dijo: perfecto, mañana está bien, de acuerdo. Estaré aparcado aquí, vendré a la una, tomaremos un aperitivo;
¿hasta mañana entonces?, ¡hasta mañana!.

Ella cogió sus bolsas, espero a que El se fuera y continúo hacia su portal. Subió al piso pensando en lo que le acababa de suceder. A la una del mediodía, El estaba puntual frente al supuesto portal. Tomaron el aperitivo, hablaron, rieron... mas tarde comieron; cada minuto que pasaba ambos se encontraban mejor, habían conectado, pasearon, tomaron café... y sin darse cuenta el tiempo pasó y cenaron; no paraban de contarse cosas, eran almas gemelas. De regreso hacía frío y El puso su chaqueta en los hombros de Ella. Subieron al coche, cuando llegaron al portal El le tomo su mano y acariciando sus dedos le dijo: mañana te llamo, Ella respondió: hasta mañana, ninguno de los dos quería romper ese mágico momento, ella se acercó para darle un beso en la mejilla, pero El rozó sus labios aun con su mano en la suya y volvió a besar sus labios.

Le llamó al siguiente día y así mas días quedaban a comer y cenar, las horas que faltaban para esas citas a Ella se le hacían eternas. Comenzó a surgir algo muy especial entre ambos se encontraban bien juntos, en esa relación que acababa de empezar. Una noche tras una de esas despedidas interminables y de "un mañana te llamo". Ella ya en su piso, y tras cerrar la puerta, se dejó caer en el sofá y acto seguido encendió su ordenador, tenía que contarle al chico con el que mantenía una relación "solo por la red" todo lo que estaba sucediendo en escasos días;

Conectó...

Ella: Hola.
El: ¿Qué tal? hace días que no sé nada de ti.
Ella: Tengo que contarte algo.
El: Dime.
Ella: He conocido a alguien.
El: (Silencio)...
Ella: Es una persona muy especial.
El: ¿Y…?
Ella : Veras... es un hombre.
El : Me lo estoy temiendo, continúa por favor.
Ella: No sé cómo ha pasado, pero…
El : ¿Pero?
Ella : Creo que es el hombre de mi vida, lo siento quiero ser honesta contigo.
Él: ¿No te equivocarás? creía que teníamos algo.
Ella: Siento por él, algo muy fuerte.
El: Estoy mal y el decirte que seas feliz, no sé si lo deseo realmente.
Ella: No sigas por favor... lo siento.
El: Recuerda, si no sale como piensas... aquí estaré...

Ana Pérez Urquiza ©
Febrero 2010

PESCADA EN LA RED


Estaba ansiosa por acudir a esa cita, la sensación de enamoramiento era grande. Nunca conocí a ningún chico tan sensible.

Coincidimos en muchas cosas, es extraordinario, hasta en el seudónimo es relacionable: Él “Fuente” y yo “Agua”.

Llevamos leyéndonos siete días, pero esa empatía mezclada con algo que sale del corazón, es una especie de llamarada, me quema, creo que hasta veo el humo saliendo de mis orejas.

Y mira que esto de comunicarme por medio del ciberespacio no me gustaba, solamente lo utilizaba para mi trabajo y algunas fotos de la nieve, es una de mis pasiones, blanca, pura, dando la sensación de suavidad.

Se supone que la ves desde la posición cómoda, sin inconvenientes, refugiada en unas prendas térmicas o al lado de una chimenea, dando a la habitación el resplandor necesario a la caída de la tarde. Ese ocaso sobre la nieve, que luce hiriente, al lado en esta fantasía “Fuente”, con su brazo sobre mis hombros. Sigo teniendo 16 años, lo reconozco, pero sólo unas poquitucas de veces.

Me instalo en la realidad y dejo tan agradable sensación.

En poco tiempo darán las siete, parece que el reloj tiene huelga y los minutos se dejan caer despacio, despacio... con esos que llaman “servicios mínimos”. Si, reclamaría de inmediato, ¡No hay derecho! Quiero contratar los segundos, esquiroles que se aliarían dando un empujón, más de prisa, más rápido, ¡venga!

¡Qué día!, tengo la mezcla de prisa y despacio, quizá cuando hablemos le desencante y todo se desmorone al suelo de la decepción. Puede ser que Fuente al final sea un excelente escritor de una vida floripendiada y su espíritu sea extraño, complicado o diferente de como lo imagino.

Creía que estas sensaciones se habían ido de mi corazón, que los años me curaron de estas desazones, incluso que la pasión estaba huída, la vida pone puntos seguidos, hasta pasar la siguiente página de este mi libro, así sabré si finalizó o comienza una nueva historia que leer.

Es algo parecido, porque terminaste el relato con el punto final, pero la imaginación lleva a dar un nuevo giro, mantienes y creas por dentro opciones diferentes.

Casi no he comido, lo justo para intentar estar de pie y equilibrada para sostenerme sin vahídos cuando entre en la biblioteca. He tomado varias tilas, espero poder comunicarme, porque tanta infusión tranquilizante me puede dejar atontada. Un lugar precioso para quedar. Se hablará poco y bajo, sitio a posta para observar sus movimientos, sus ojos, el libro que elegirá para esperar.

Quedamos en que cogería uno de color rojo, con un marca páginas en forma de árbol, a poder ser de poesía, simplemente porque son de los que menos se leen y serán fáciles de encontrar. Llevará un pañuelo igualmente carmesí atado a la antigua usanza, como en aquellas litografías de señores embatados, elegantes pasado con un alfiler de oro, que habitaban en casonas de abolengo con apellido noble. Aquí será sencillamente esa tela la que adornará su cuello.

Yo cubriré mi escote con otro, pero el mío irá con cierta gracia de lado, apresado con un nudo y cada una de sus puntas tomará diferentes direcciones. Llevo la intención de pedir ese libro de poemas japoneses, los haikus. Son de Basho, este nipón tomó este nombre de un bananero. Estos versos son sensibles, sencillos y llegan tan rápido como se leen, me gustan.

Bien creo que iré subiendo al local, ya han dado en la catedral las seis y media. Poco a poco templaré en el camino los nervios que me quedan, tengo escalofríos. Mi alma está como encarcelada, la saliva se fue de mi boca dejándome una sensación de ahogo. Quizá una pastilla de chicle lo remedie.

Siento presión en el pecho, pero es lógico, en vez de pasear, corro cuesta arriba, si no me calmo al entrar en la biblioteca me sacarán a la calle por el ruido de mi agitada respiración, ¡calma, calma!…

Entro para buscar el lugar que le indiqué en la foto enviada del salón de lectura, vi allí una cabeza de pelo rizado.

Estaba ya, llegó antes. Quizá tenía la misma prisa. Al lado del árbol indicador para separar las páginas, se veía una parte de la tapa roja de la obra. Hice acopio de fuerza y después de recoger mi libro de manos de la bibliotecaria, decidí encaminarme hacia él.

Iba todo tan bien, tan estudiado, el sitio adecuado, con el libro de poesía que yo hubiera elegido, “Sonetos de Lope de Vega”, empastado en rojo y con aquel pañuelo de un grana tan imponente que creí ver una rosa natural rodeando su cuello.

Al levantar su mirada contemplé su cara casi delicada, con unos labios finos pero con cierta sensualidad, unos ojos verdes grandes, todo estéticamente en su sitio. Con una voz que al principio me pareció suave y que después se fue quedando en un tenue suspiro al aire, casi sin respiración. Estaba perfecto, todo tal como acordamos, se me saltaban las lágrimas de emoción y de… desencanto.

De nuevo eso nos igualaba, se desvaneció todo y no ha podido ser. ¡Qué lastima!

Fue mutuo el desencanto, el amor que nació tan rápidamente, estaba muriendo con la misma velocidad, estaba claro que se nos vino abajo toda la pasión, quedaba la sorpresa que nos separaba, convenimos en hablar de nuevo por medio de la conexión vía virtual, pero no sería lo mismo. Estoy por asegurar que evitaré comunicarme. Cuando se rompe el amor, queda poco espacio para la amistad. Esta vez tiene una ventaja, una relación que empezó lejana, es menos complicado finiquitarla.

Nos presentamos con nuestro verdadero nombre, el mío Luz, el suyo Luna. Ese fue el detalle, algo que olvidamos comentar en nuestros encuentros, éramos ambas mujeres, para el amor dicen que no importa pero…

Prometo próximamente utilizar la cámara Web para conversar, daré mi nombre real también. Ahora mismo tengo en el corazón un montón de peso, quizá esté lleno de piedrecillas como en el estómago. Fue muy poco tiempo pero estoy tan apenada como si esta mini relación llevara años. Cuánto hemos hablado, compartido, coincidido... ¡era casi maravilloso!

La despedida fue con el nombre de verdad y sonreímos ante la definición de género de nuestros apelativos, “Fuente y Agua”. La fuente y el agua, cada uno de ellos se distingue porque el artículo o determinante da el género, en el segundo cuando es plural lo cambia. Pueden definir un poco la situación vivida. Aunque Luz y Luna también tienen su enlace.

Me ha costado conciliar por noches el sueño, al despertarme sudando, buscaba el alivio de una pesadilla, pero las lágrimas que salían de mis ojos somnolientos, me confirmaba que todo fue demasiado real.

Bueno, la vida es guasona, las coincidencias tienen su miga. Casi se vive antes con el pensamiento esperanzado que con la realidad. Habrá otros encuentros, pero trataré de que tan solo sean amistosos, es más práctico para mi alma.


Ángeles Sánchez gandarillas ©
San Vte. de la Barquera
15 de febrero de 2010

MIGUEL HERNÁNDEZ



POETA MIGUEL HERNANDEZ

1910 – 1942



Nació en Orihuela, un pequeño pueblo levantino. Era hijo de un contratante, y se crió por la sierra cuidando ganado. Al estar en contacto con la naturaleza se maravilla de sus misterios, el cielo, los fenómenos atmosféricos y los ritos de los animales para fecundarse. Va a la escuela unos años, pero a los 15 tiene que abandonar los estudios y volver con las cabras.

Lee a Zorrilla y Rubén Darío, empieza a gustarle escribir pequeñas poesías a la sombra de algún árbol mientras cuida de las cabras. Conoce a los hermanos Fenoll, panaderos, en cuyo lugar se hacían tertulias.

Poco a poco lee libros de la Biblioteca del Círculo de Bellas Artes. Grandes del Siglo de Oro. Cervantes, Calderón, Góngora, Garcilaso y a los hermanos Machado.

Hernández comienza a publicar en el semanario Pueblo de Orihuela y en el diario Día de Alicante y su nombre comienza a sonar. En 1931 va a Madrid pero sin éxito. Se vuelve a Orihuela. En 1933 escribe “Perito de lunas” con un estilo propio.

Vuelve a Madrid y se enamora de Josefina Manresa. Va formando sonetos que desembocan en su muy famoso “El rayo que no cesa”. Las lecturas de Calderón de la Barca le inspiran su Auto Sacramental “Quien te ha visto y quien te ve a la sombra de lo que eras” y eso le abra las puertas en Madrid.

José Mª de Cossío le da trabajo sobre historias de toreros. Siente nostalgia de la paz de Orihuela y vuelve en cuanto puede para respirarla y poder charlar con sus amigos.

Poco a poco en Madrid va inicia amistad con escritores como Altolaguirre, Alberti, Cernuda, María Zambrano, Alexandre y Neruda.

Los amigos de Orihuela lo llevaron por una orientación clasista, a la poesía religiosa y al teatro sacro. Sus nuevos amigos de Madrid lo iniciaron en el surrealismo con formas poéticas revolucionarias. Le influyeron sobremanera Neruda y Alberti. Todo le sirve para encontrar su camino y crear lo mejor y más genial de su obra.

En 1932 se casa con Josefina, (su gran amor), en Orihuela. En 1936 estalla
la Guerra Civil y él se decanta por la República. Va a la guerra a hacer fortificaciones cerca de Madrid.

En 1939 ante la desbandada intenta cruzar a Portugal sin conseguirlo y lo devuelven a las autoridades. Va de cárcel en cárcel hasta que muere de “tuberculosis pulmonar aguda” el 28 de marzo de 1942 a los 31 años.

Fue hombre de una sola mujer y el sexo lo enmarca en el entorno conyugal. Se hizo anticlerical porque identificó iglesia y religión con capital y explotación obrera.

De los poemas que he estado leyendo me ha impactado el que escribió a su hijo muerto a los diez meses “A mi hijo” y las “Abarcas desiertas”



Me vistió la pobreza,
Me lamió el cuerpo el río,
Y del pié a la cabeza
Pasto fui del rocío.



¡No se puede decir más con tan pocas palabras!


Mª EULALIA DELGADO GONZALEZ ©
Febrero 2010

ENAMORARSE POR INTERNET


No, imposible que yo pueda crear una historia en base a este título. ¿Qué por qué? Pues hombre, mirad: simplemente porque yo tengo ya muchos años para eso. Y no es que piense que tal cosa no suceda, no, no. Que de sobra se yo que eso, y cosas mucho mas graves suceden en este mundo todos los días del año. Pero…

Voy a intentar explicaros por que a mí me parece imposible el asuntillo este que os habéis sacado de la manga para el relato de hoy: Enamorarse es la cosa más fácil y tonta del mundo. Oye, que tonta, no quiere decir mala, eh? Que enamorarse es buenísimo. Tonta quiere decir en este caso, simple, sencilla, fácil… Vamos, que es algo que sucede sin uno proponérselo, sin pensar en ello, y si me apuráis un poco, hasta en contra de tu voluntad.

En mis tiempos cuando a los críos nos empezaban a nacer pelillos debajo los brazos, y a sentir gusanos en el estómago cuando veíamos el muslo a una cría, luego nos íbamos por la noche a la cama y soñábamos unas cosas rarísimas. Y te despertabas de repente abrazado a la almohada y los pelos de la cabeza chorreando de sudor, y no atinabas ni encender la luz porque aquello te dejaba así como muy relajado y con ganas de seguir abrazado a la almohada esperando que te diera un par de besos.

Más tarde, cuando te levantabas y recordabas los sueños raros, casi sin quererlo, y con un poco de imaginación le ponías a la almohada la cara Diana Durbín, que era una artista de cine guapísima que estaba de moda entonces, y casi te sentías como si acabaras de ligar con ella.

Después tenías unos minutos así como de amargura y arrepentimiento porque entonces los curas y los maestros eran unos jodidos que se empeñaban en amargarte la fiesta jurando y retejurando que abrazarse a la almohada era un pecado grandísimo que llevaba a los muchachos de patas al infierno. Pero como para entonces tu ya estabas más que enamorado de Diana Durbín, y que por más que los curas te hablaran de las calderas de Pedro Botero, estabas deseando volver a soñar cosas raras, y terminabas mandando a paseo a curas y maestros.

Si, nosotros nos enamorábamos de las artistas de cine, y en nuestra imaginación les hacíamos un altar, y hasta les encendíamos velas para verlas más resplandecientes. Después, con los años, descubrimos que aquello no era más que una quimera, y terminamos enamorándonos de una mujer de carne y hueso como Dios manda, y mandamos a la almohada a tomar vientos en las farolas.

Las novias del Internet actual, son las Dianas Durbin de entonces. Son la ilusión a la que se agarra nuestra imaginación para forjarnos un mundo aparte, y yo soy muy viejo ya para vivir de ilusiones. Mejor dicho, de ese tipo de ilusiones, que sin ellas pienso que el vivir no es vida. El que chatea, escribe. Y el que escribe no cuenta sus miserias, porque escribiendo nos elevamos e idealizamos aún sin proponérnoslo. Entonces, ¿es real la persona que se conoce a través del “chat”?... Puede haber quien tenga suerte, pero yo, a mis años, ya no sueño con quimeras.

Jesús González González ©
Febrero 2010

AGENCIA MATRIMONIAL




Hace cuarenta años, la gente de “Markina” no conocía Internet y por tanto ignoraba el mundo mágico que se estaba fraguando entre cables y los dígitos 0 y 1. Pero a falta de Tecnología punta, algunas personas desarrollaron formas sutiles para emparejar a gente de cierta edad.

Había, pues, en mi pueblo natal una agencia matrimonial. Se llamaba “Kuretzebarri” y la formaban José Mª Arrizabalaga, alias El “Casamentero” y su mueblería artesana. Alcanzó cierta reputación, aunque yo sólo conocí y conozco a una pareja que había pasado por esa agencia. Ella se llamaba Margarita y él Ramón. Margarita se vestía y se arreglaba como si fuera una marquesa. Es suya la frase: “Yo no me peino para un aldeano” y tenía razón porque Ramón no trabajaba en una aldea, ni en ningún otro lugar. Debió de ganar muchos dólares en el corto período que pasó en EE.UU.

El Casamentero expuso a Ramón las cualidades físicas, amén de las virtudes que poseía Margarita y Ramón asintió en verla. El encuentro tendría lugar en la mueblería, a las cinco de la tarde, del segundo sábado del mes de Octubre (día de la feria comarcal). Si Margarita le aceptaba como pretendiente, tendrían seis meses de noviazgo. El segundo sábado del mes de Abril –una semana antes del enlace matrimonial, Ramón tendría que abonar el importe del mobiliario: una cama matrimonial con sus dos mesitas, un armario ropero, el juego de tocador y dos preciosos sillones. Todos los muebles habían sido tallados por él mismo y por los mejores ebanistas de la provincia. Para que os hagáis una idea, el juego de tocador costaba un millón de pesetas. (Podéis echar cálculos de lo que El Casamentero se llevaba por un exitoso matrimonio).

El verano pasado, les vi a Margarita y a Ramón paseando por el “prado de Markina”. Iban agarraditos del brazo y se les veía como dos “pinceles”. Caminaban pausadamente. ¿Será porque ya pasan de los ochenta o será que todavía a sus ochenta años necesitan oír los elogios de amigos y convecinos?

II Parte.-
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El Casamentero solía veranear en Ondárroa. Vivía en casa de su hija mayor: Mari, una joya de hija. Hacia las seis de la tarde Mari extendía mesitas y más mesitas cubiertas de mantelitos y servilletitas hechos por ella, desplegaba sillitas y más sillitas bajo los toldos alineados de la playa y ¡ale¡ a merendar: padre, madre, hijos y amigos. Después de la merendola, El Casamentero se sentaba en su trono y nos vigilaba a las veinteañeras. Vestía bañadores de tela que por la cintura dejaban la barrigota al aire y por abajo, por la ingle izquierda asomaban sus partes más íntimas que la brisa y su mano acariciaban.

Ante tal espectáculo, mi hermana y yo corríamos al agua. Mi hermana tragaba agua a bocazos, mientras nadaba y reía a carcajadas. A mí la visión me producía repelús. De vuelta a las toallas, mi hermana se secaba y se cambiaba de bañador en el saco amarillo de cuadritos y se marchaba a hablar con Mari y a admirar los trabajos de ganchillo que ésta creaba. Después me cambiaba yo de bikini. Tenía varios, pero el que compré en EE.UU. era el más bonito de la playa. Su color -entre rosa y fucsia- y con un top que se podía sujetar de tres formas diferentes, era la envidia de mis amigas. A alguna de ellas le sirvió de modelo.

Cuando me casé y ya de maestra en el pueblo, después de las clases, repartíamos las meriendas a los/as hijos/as y nos dirigíamos al “prado” donde se hallaban los columpios. El paseo más lógico y corto era por la calle ZEHAR KALEA pero ¡ay! allí nos esperaban La Mueblería y El Casamentero. Delante corrían los hijos, luego caminaban los maridos (excepto el mío), y por último íbamos las mujeres. Cuando pasé yo el viejo verde soltó: ¡adiós americana! Las amigas le rieron la gracia . Al día siguiente, metros antes de llegar al punto de encuentro, mis amigas empezaron con sus risitas. El gordinflón se levantó y mirándome dijo: “americana”. Yo me acerqué a él y le expliqué:

Creo que me confunde con otra. Yo soy de Markina (de toda la vida). Mi tiíto se llamaba Miguel. Me casé con un inglés de Gran Bretaña y sólo he estado una vez en EE.UU.

Se hizo el silencio, yo retomé el paso pero al instante oí: ¡Adiós americana!

No lo he visto desde aquella tarde. Le imagino a las puertas del cielo contando a San Pedro sus hazañas como casamentero y los sueños eróticos que se tejía en su mente calenturienta mientras nos escudriñaba a las jóvenes veinteañeras.

Isabel Bascaran ©
Vitoria, 21 de Febrero de 2010

DIÁLOGO


-Hola, buenas tardes.

-Buenas tardes.

-¿Qué piensas?

-En el tema que nos ha puesto el profesor de lenguaje para mañana.

-¿Y qué tema es ese, si se puede saber?

-Bueno, es un tema sobre la comunicación a través de las Redes Sociales en el mundo virtual.

-Gran tema y amplio. Se puede ver de diferentes formas y también abordar de distintas maneras.

-Sí, es cierto lo que dices.

-Entonces ¿cuál es el problema?

-Quizás el problema es por dónde empezar.

-Siempre te he creído una experta en esa materia.

-¿Lo dices por mis incursiones en la Red?

-No, no es por eso. En realidad ignoro a qué punto has llegado en ese conocimiento. Me refería mejor a que te he considerado una avanzada en estos sistemas de trabajo.

-Quizás la palabra sea esa, "sistemas de trabajo", porque así lo he visto siempre.

-Ya, pero estoy seguro de que alguna vez te habrá venido la tentación, el gusanillo como decimos, por saber algo más de ese mundo "prohibido", entre comillas.

-Pues no, ya ves. Acepto lo que dices de que he sido pionera en este mundo, desde que se implantó, pero de eso a lo otro, y concretamente a este tema de las Redes Sociales hay una gran diferencia.

-¿Acaso me dices que nunca has frecuentado ninguna?

-Por supuesto que si; he participado en Foros, en Salas de Chat, incluso he colaborado en Blogs, pero es un tiempo que al principio engancha por la novedad, porque encuentras muchas personas con un mismo objetivo "aparente", hasta que vas descubriendo que ese no es el fin, ni la meta que persiguen.

-¿Y cuál es entonces?

-Creo que debemos partir de que cada persona es un mundo. Que todo ser que ves bajo la apariencia de un nick tiene detrás una vida, una familia, unos sentimientos y quizás mil motivos para sonreír, aunque también puede ocultar muchas otras cosas.

-¿Y qué crees que pueden ocultar algunas personas?

-Quizás un poco de todo, frustración, falta de cariño, ansiedad, un deseo de encontrar lo idílico, en realidad es una mezcla variada, pero eso no quiere decir que todo el mundo tenga estas necesidades o carencias.

-La verdad es que parece un mundo interesante para la psicología, ¿no crees?

-Me haces sonreír con tu media afirmación y pregunta, pero sí, la respuesta es afirmativa. A veces, en este apartado de las Redes Sociales, en el mundo virtual te encuentras a personas ocultas tras un nick que llevan una doble personalidad. Otras en cambio no, son completamente normales. Supongo que eso pasa como todo en la vida, sólo que aquí, en este mundo, al no ver a la persona, al no saber de ella más que aquello que te cuenta, tú mismo te forjas una imagen de su figura y de su vida, que para nada tiene que ser la que corresponde a su realidad.

-Algo complicado para mí. Yo prefiero mirar a los ojos a las personas.

-También yo, en eso estamos de acuerdo.

-Y volviendo al comienzo, ¿cómo piensas abordar el tema para presentar a tu profesor?

-Pues sigo sin decidirme. He visto algunos trabajos de compañeros, ya que los solemos compartir y unos hablan de las citas, otros de noviazgos y amores, incluso he visto uno en el que habla de una cita en la vida real de dos personas que se conocieron por este medio.

-Interesante tema este último. ¿Por cuál te vas a decidir tú?

-Sinceramente no lo sé. Es como deshojar una margarita. Pienso que la vida es un conjunto de todo, que no solamente existe la vida en los seres que vemos sino que también está más allá, en los que no vemos y nos cuentan, lo que traducido a este mundo de las Redes Sociales, quizás también hay una vida lógica y sencilla en ese mundo, aunque el mismo esté muy manipulado y roto con tanta suciedad como la propia sociedad se encarga de poner en el mismo.

-¿Te refieres al sexo?, ¿a esa aparente entrega que del mismo hacen muchas personas por este medio?

-No vamos a engañarnos a estas alturas, y por nuestra edad; es cierto que todo ser humano, bien en la vida real ó en la virtual, va mirando más allá de un cuerpo y de unas letras. También es cierto que puede buscar ese componente de cariño y atractivo físico con la palabra adecuada y la gota del licor apetecido. ¡Sí, todo es posible!, lo importante es que sepa lo que está haciendo y también que detrás de toda persona, bien física ó virtual, hay un ser humano, un alma y unos sentimientos y lo que no puede hacer nunca es jugar con nadie, ya que si lo hiciera, también estaría jugando con sus propios sentimientos, sin darse cuenta.

-Es muy duro lo que dices, ¿no crees? o ¿es qué partes de alguna experiencia?

-Nuevamente me haces sonreír. No, no creo que sea duro lo que te he dicho, quizás simplemente te digo lo que cualquier persona te diría y en cuanto a lo de la posible experiencia te respondo que todos en esta vida tenemos alguna experiencia, sea del tipo que sea, y que no por eso tenemos que estar proclamándola a los cuatro vientos para orgullecernos de la misma, ni tampoco llorando por una posible culpa, en la que a lo mejor, nosotros mismos tenemos un cincuenta por ciento de la misma.

-Ya, si en el fondo estoy de acuerdo en lo que me dices, porque es algo muy razonable, pero pareces como muy resentida en tus palabras, ¿me equivoco?

-Jajaja... Ahora si que me sonrío abiertamente. No, no estoy resentida, simplemente estoy cabreada porque no sé cómo puedo tomar este trabajo y llevarlo al cuaderno. Ese es mi resentimiento, que se acerca la fecha y la hora y aún no lo he comenzado.

-Pues amiga, si repasas y haces un poco de memoria de esta conversación, quizás tengas en ella, el material suficiente como para poder presentar algo mañana.

-¿De veras lo crees?

-Sinceramente sí.

-Bueno, entonces trataré de repasar esta conversación y resumirla.

-Buenas tardes Patricia.

-Buenas tardes Manuel, ya cierro.

-Click


Rafael Sánchez Ortega ©
22/02/10

ENREDASTE MI CORAZÓN




Era un secreto, no se lo había contado a nadie, ni a sus mejores amigas, tenia miedo a las reacciones y comentarios, ella que había sido muy critica con la gente que se conocía a través de un chat y ahora lo estaba viviendo en primera persona.

Por un error había entrado en una de aquellas páginas y allí había aparecido él, a la izquierda de la pantalla, con su foto, luego con un saludo tímido le había preguntado quién era; sorprendida y llena de curiosidad contesto: soy ¡María! Y él respondió yo soy Pablo.

A continuación el la bombardeo a preguntas, ¿de dónde eres? ¿Cuántos años tienes? ¿En qué trabajas? ¿Tienes novio?

Sorprendida y aturdida durante un momento pensó en cortar aquella conversación pero la intriga la hizo seguir delante del ordenador; él continuaba haciendo preguntas y ella seguía sin responder, ante la insistencia de Pablo ella decidió despedirse amablemente no sin antes haberle dicho que estaba conectada con el por un error, que lo sentía y que terminaba aquella conversación.

Una frase llegó de repente: no te vayas por favor, perdona si he sido demasiado impulsivo y no me contestes si no quieres sobre tu vida, cuéntame solo dónde vives y cómo es tu ciudad, dime lo que te gusta hacer.

No insistas, dijo María, no me gusta hablar con la gente que no conozco y no se si estás hablándome en serio o tomándome el pelo así que lo siento y me despido.

En lo que ella escribía él empezó a contarle su vida, y sin darse cuenta habían entablado una conversación, descubriendo con agrado que eran muy afines.

Cuando ella le contó que era la primera vez que chateaba con un extraño el no se lo podía creer y se sinceró diciendo que él lo utilizaba a menudo para conversar y así había conocido a mucha gente; cuando se quisieron dar cuenta llevaban dos horas hablando y ella cansada le sugirió que era hora de dejarlo.

¿Te conectaras mañana de nuevo?

Un silencio y varios guiños movían la pantalla, se lo pensó antes de decirle nada, y sin darla tiempo a contestar le mando su dirección de correo, si quieres algún día volver a charlar aquí estaré.

¡Vale, vale! dijo educadamente, pero ahora ya me voy, ¡adiós!.

Aquella noche la costó dormir porque le dio muchas vueltas a todo lo que él le había contado, sin darse cuenta, al día siguiente estaba conectada y a la espera de que el volviera a saludarla, así fue, y así ha continuado durante varios meses, sin querer y por un error, María se ha enamorado locamente, y el la corresponde, hoy es su cumpleaños y Pablo se ha presentado en su casa detrás de un gran ramo de rosas, se han abrazado, y se han emocionado, han pasado un día estupendo y de nuevo han vuelto a recordar como fue aquel día, María está feliz y sus amigas no se lo pueden creer, ella que tanto desconfiaba de los amores a través del chat, es muy feliz porque Pablo ha enredado su corazón.


Flor Martínez Salces ©
19-Febrero-2010

INTERNET


Llevaba tiempo sintiéndose extraño, con sus viejas costumbres olvidadas y con cierta ansiedad cuando no podía comunicarse con ella.

Apenas le quedaban horas libres para dedicarles a sus compañeros de trabajo. Ya no salía a cenar con ellos, ni a tomar sus acostumbrados vinos al mediodía.

Al principio le llamaban a menudo intrigados por tan radical cambio en sus costumbres arraigadas desde tantos años atrás pero, después de algunas malas contestaciones por su parte para no tener que dar explicaciones, poco a poco y con gran pena por parte de todos ellos, dejaron de interesarse por él.

Algunos de sus amigos, sintiéndose en la obligación moral de ayudarle en lo que creían ver un grave problema intentaron hacerle entender que su cambio era debido a una enfermedad llamada “DEPENDENCIA”.

Estaba “enganchado” pero cualquier intento por hacérselo ver se veía obstaculizado por sus airadas respuestas negativas y, en algunas ocasiones, llegando incluso a la agresividad.

No quería darse cuenta, o quizás no pudiese, que estaba robando tiempo al trabajo, a los amigos, al descanso… Toda su vida se centraba en una sola cosa: “INTERNET”.

Para él fue un gran descubrimiento, algo que hizo que toda su trayectoria cambiase en un momento.

Su vida no había sido fácil. Fue hijo único de unos padres excesivamente protectores. Nunca tuvo amigos, le costaba mucho relacionarse con sus semejantes, incluso se sentía fuera de lugar en las reuniones familiares, observado por todo el mundo en cualquier lugar que estuviese.
Con internet encontró su pequeño refugio, donde podía mostrarse como él era realmente, o podía inventarse cualquier personalidad. Cada día elegía una profesión diferente; una semana era rubio y alto y a la siguiente podía ser moreno y bajito. No importa, nadie le ve, nadie le conoce y posiblemente a nadie le interese cómo es o lo que hace en la vida. Tan solo vive el momento, y las redes sociales le ofrecen la posibilidad de disfrutar la vida que a él le apetece en cada instante. Situación esta muy atractiva cuando tu vida real no te llena lo suficiente.

Delante de la pantalla puede jugar a ser cualquier persona, a vivir otras historias, y lo más importante, el compromiso se acaba cuando él quiere sin necesidad de dar explicaciones a nadie.

La vergüenza, la timidez y el miedo al ridículo no existen en las relaciones entre internautas.

Sócrates en su día ya dejó una frase que puede muy bien aplicarse a esta situación y nos ayuda a entender este fenómeno:
“Voy a hablar con la cabeza tapada para que, galopando por las palabras, llegue rápidamente hasta el final y no me frene, de vergüenza, al mirarte”.

Esa era su sensación cada vez que se comunicaba con ella, no quería webcam, tenía miedo a no gustarle. Sabía que tarde o temprano llegaría el fatídico momento donde le pidiese un encuentro para conocerse personalmente, pero hasta entonces disfrutaba de una felicidad que nunca había conocido. Sabía que aquello era un sueño y que la hora de despertarse se acercaba pero no quería pensar en ello. Todavía no. Sus encuentros en la red, cada vez más continuos le hacían olvidar su vida real. En su interior sabía que sus amigos tenían razón, que tenía un gran problema… pero eso qué importaba si, por una vez en su vida, era feliz.

Laura González ©
Febrero 2010