EL ENCUENTRO
Un año más, me encuentro ante mi
cumpleaños; estoy contenta, como es sábado, estaremos toda la familia cercana,
el primo de papá con su mujer e hijo, Eladito sin hache, la abuela Mamen, mamá,
papá y mi hermano Guillermo. Con respecto a esto, no lo puedo evitar, el okupa,
está invitado, ya que estaré unida a él toda mi existencia, no lo elegí como
hermano, no me dieron la opción de ¿niño, niña o nada? ¡claro que me hubiera
quedado con esta última! A él tampoco le dieron ninguna opción, yo ya estaba
primero que él, ¿eh? Pero por razones del destino y de la vida, hoy por hoy,
estamos aquí los dos, compartiéndolo todo, ¡hasta los apellidos y mi corazón!
Si digo, “mi madre”, dice:
-¡Yo , mía, pa mí!
Si digo, “mi padre...”
-¡Yo, mío, pa mí!
Hasta cuando decapitaba y decapita a mis
muñecas, dice lo mismo:
-¡Yo, mía, pa mí!
Sé, que un hermano es para
quererlo, pero no oposita para ello.Volvamos a mi Fiesta, el año pasado, papá
me regaló un acordeón y mamá un diario, el instrumento no cuajó, hice lo
posible por agradar a mi padre, pero comprendió, que Dios, no me llamó por ese
camino, en cambio a este diario, le estoy sacando mucho partido; y este año
¿qué me regalaran?
Es por la tarde, todo está
preparado para la merienda, estamos sentados a la mesa. Sobre un mantel
estampado de pequeñas flores malvas y rosas con hojas verdes, platos de color
malva, repletos de repostería variada, confeccionados con esmero entre mamá y
la abuela, el salón, decorado con guirnaldas y globos de colores, en el centro
una gran piñata. Se apagó la luz y, por la puerta, a oscuras, apareció mi
madre, con la tarta de chocolate más bonita del mundo, con sus velas
encendidas, todos comenzaron a cantarme el Cumpleaños Feliz, al encender la
luz, mamá, la puso ante mí:
-¡Feliz Cumpleaños, Cris, sopla
las velas y pide un deseo con los ojos cerrados!
Me puse a ello
concentrada...cuando como un rayo, mi hermano, sopló y sopló(como en el cuento
de los tres cerditos) y apagó mis velas, a su grito de guerra:
-¡Yo, mía, pa mí!
-¡Guillermo, eso no se hace!-dijo
papá.
Lloré, si, lloré, la abuela para
suavizar el incidente dijo:
-¡Venga, descorchemos la botella
de Champagne y brindemos por Cris!
Papá, hizo los honores,
llenaron las copas de los adultos, brindaron por mí, la abuela como siempre que
queda algo en la botella, puso una cucharilla dentro del cuello, esto, nunca lo
he entendido ¿las burbujas, tienen miedo a las cucharillas, por eso están ahí
dentro, quietas, sin atreverse a salir?
Terminamos la tarta, mi
hermano, quitándole los bordes, bueno esto lo hace con toda la comida, es una
manía ¡hasta con la sopa!
-¡Venga, los niños a la
piñata!-volvió a decir mi abuela, dando palmaditas.
Okupa y Eladito sin hache, los
primeros, con palo en ristre, mi hermano, para tomar impulso, lanzó el suyo
hacia atrás, con tal mala suerte o buena, le dio en toda la cabeza a Eladito
sin hache, este cayó al suelo, se le rompieron las gafas, su madre dijo que no
volvía más... Okupa dijo:
-¿Por qué, no tenemos un ojo
delante y otro detrás? ¿Por qué, los dos en el mismo sitio, delante? ¡Yo no veo
lo que hay detrás!
Por si a alguien le interesa
tengo, “hermano en venta”, o permuto
o alquilo o mejor, lo dono a la Ciencia.
¡Ah,
perdón!¿Qué qué me regalaron? Mamá, un nuevo libro de aventuras de Los Hollister. Papá...una
armónica, ya que sigue empeñado con el tema de instrumentos musicales, espero
que el próximo regalo, no sea un trombón. La armónica, tiene, las cachas
reflectantes, como esas vírgenes de recuerdo que a oscuras las ves fosforitas,
pues igual. Sé que la armónica, es más ligera que un acordeón, pero como que no
me veo en ello tampoco, ensalivándola y mis labios al rojo vivo e inflamados,
preparados para cantar el “OnlyYou” en un coro de Gospel la verdad.
Ana
Pérez Urquiza ©
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