¡OH! DIOS!
Estamos leyendo con el Club
de Lectura “La ladrona de libros”, casi que lo he empezado. Anoche se escurrió
algo dentro de él, era un marca páginas. Hoy domingo fui a Misa y era El día de
Pentecostés. Después de comer, salí a la terraza y abrí de nuevo el libro.
Entonces me fijé en el marca páginas. VEN ESPÍRITU SANTO. “Don del
Entendimiento” Un versito pequeño. El hombre ve las apariencias, Dios ve el
corazón. (me quedé de piedra) Uf…El don del entendimiento sí que me hace falta…
De repente me acordé de un
escrito que tengo guardado desde antes de casarme. Lo encontré una tarde al
regresar de la oficina en el suelo cerca de mi casa. Es una cuartilla doblada a
modo de libreta y de letra pequeña. Me impactó su lectura en aquellos momentos
y lo guardé en el misal que mi padre me había regalado encuadernado en piel con
mis iniciales. E.D. de cuando iba al Colegio, y allí se quedó para siempre.
Alguna vez revisando cosas lo leí, y volvió al mismo sitio. Hoy lo voy a
compartir con vosotros. Dice así: (la letra se sigue entendiendo bien)
------------------------
Si quieres hacer algo y ser
alguien en la vida, tienes que proponer a tu juventud un querer mucho más alto,
una esperanza indestructible, un ansia de infinito, una locura casi
irrealizable.
-----------------------
Te diré el porqué de tus
fracasos. Te quedaste sobre los montones mirando a las montañas, a la tierra
vacía e inmóvil. Y hay que mirar mucho más arriba; necesitas perspectivas
insondables, por encima de las nubes, por encima de los soles… Tienes que fijar
los ojos en…Cristo.
----------------------
¡Cuántas veces has
comenzado y recomenzado a ascensión por esas carreteras de tu alma que te
llevan a Dios!... Te he encontrado desanimado en muchas ocasiones. Me has dicho
que no puedes, y me lo cuentas con lágrimas en los ojos. Sé que la carne te
impide mirar sobrenaturalmente a lo que acontece a tu alrededor. Sé que el
temperamento sanguíneo te hace mirar con optimismo la vida, para, poco después
quedar destrozado y afligido con pesimismos de muerte.
La exaltación y la
depresión se suceden en pocas horas. Te entusiasmas y te irritas con
frecuencia, vibras por unos momentos para volver a la apatía de siempre. Sé que
conoces la Eucaristía, y el pecado, la oración y el desprecio a Dios, el
espíritu y la carne. Sé que no puedes llevar a cabo tus propósitos que un día
de luz te fijas para las horas de sombra.
Y me has mirado con rabia,
y por fin te atreviste a decírmelo: “Déjame, sigue tu camino, no me tortures.
Al menos cuando no pienso en Dios tengo alguna paz”
No puedo dejarte porque
estás llamado a realizar grandes cosas, y estás suicidando tu alma. No puedo
abandonarte. Seguiremos los dos el mismo camino. No te desesperes jamás. Mira a
Pedro negando al Señor por temer a una mujeruca. Pero Pedro lloró su pecado y
por eso en él encontramos la roca fuerte de la Iglesia.
Si te dejaras en manos del
Espíritu, pero de verdad, como Pablo, tu odio se convertirá en amor y tu
inconsistencia, en roca firme de la Iglesia y tu pureza, en un entusiasmo
infinito, y tus pasiones en energías vibrantes.
No te asustes de los
defectos que tienes. Escucha el grito del apóstol: “Con alegría me glorificaré
de mis imperfecciones, para que haga morada en mí el poder de Xto. ¡Lucha!
¡Brega con constancia! ¡Persevera pese al dolor!”
Te diré como el filósofo
pagano: “A los hombres que me interesan algo les deseo sufrimientos, desamparo,
enfermedad, mal rato, envilecimiento; quisiera que no ignoraran el profundo
autodesprecio, el martirio de la desconfianza en sí mismo, la miseria del
vencido, porque les deseo lo único que puede demostrar si uno tiene valor o no:
el ser constante. Sin firmeza no lograrás ni ser santo, ni ser hombre”
Mª
EULALIA DELGADO GONZÁLEZ ©
15
Mayo 2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario