Duermo
bien; muy bien, podría decir; no suelo sufrir de insomnio y tampoco lo sufren
mis héroes ni mis dioses. Me inspira poco esa condición, y la palabra solo me
transporta a un tiempo atrás, en el que recuerdo algunas casas de amigos de mis
padres y familiares, en las que tenían, bien en el pasillo un reloj de pared, o
en la mesita de la habitación un despertador, con los segunderos de engranaje,
de esos que produce un cadencioso tic, tac, inaudible durante el ajetreo del
día pero que perfora el silencio de la
noche y te hace consciente del tempus
fugit, del tiempo transcurriendo y, al menos a mí, me genera un cierto
desasosiego si por algún motivo no concilio el sueño fácilmente. Me parece
recordar que en mi caso era simplemente un niño extrañando su casa y el perro
durmiendo a sus pies, sin más. Pero sí puedo asegurar que es algo que recuerdo
con desagrado y jamás he tenido un reloj despertador ni uno de pared con ese
sonido mecánico tan desagradable.
Así
que descubrir, buscando inspiración para el encargo de nuestro director, que hay
gente que no sólo no le disgusta ese sonido, sino que le relaja, me ha
sorprendido mucho. Parece ser que es uno de los sonidos estrella de algo de lo
que oí hablar hace poco tiempo, el ASMR, acrónimo en inglés de Autonomus Sensory Meridian Response, <<Respuesta
Sensorial Meridiana Autónoma>>, algo que la Wikipedia define como una
experiencia subjetiva de <<euforia de bajo grado>>, caracterizada
por <<una combinación de sentimientos positivos y una sensación de
hormigueo estático en la piel>>. Se desencadena, al parecer, por
estímulos auditivos o visuales.
Asombrado
por la certeza de que hay personas que se ponen un audio con el tic, tac de un
reloj para dormir, así, por gusto, ahondo un poco más en hasta dónde lleva la gente
en redes sociales esto, y descubro que hay quien se graba planchando la ropa
con la intención de compartir con otras personas el sonido para que se relajen,
para que lo disfruten, y gracias a la edición digital de sonidos, esos videos o
audios duran horas. Otros explotan papel burbuja, cortan jabón, susurran, se
cepillan el pelo, dan palmadas y cientos de sonidos más que acumulan millones
de visitas. Y algo que parece ser que alivia el insomnio de millones de personas,
me lo produce a mí, que soy de los que piensan que para dormir bien solo hace
falta meterse cansado a la cama.
Santos
Gutiérrez©
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