Hay
una frase que dice. ”Mirar para atrás, ni para coger impulso”. En yoga la frase
es “Vivir el aquí y el ahora”. Y es verdad, en cierta medida, si estás pensando
en el pasado o en el futuro, no vives el presente; pero no cabe la menor duda
que somos lo que hemos vivido, y la mente se nos va muchas veces sobre todo al
pasado y sentimos nostalgia sobre todo de las personas queridas que ya no
están, y de cosas estupendas y maravillosas que nos hayan ocurrido. Recordar es
volver a vivir.
Otras
veces puedes tener simplemente nostalgia de un olor. Yo recuerdo a veces el
olor maravilloso a “jara” y a “tomillo” de cuando vivimos en la Sierra de
Madrid. Era un olor penetrante, sobre todo al anochecer. Las noches de Molino
decíamos, y era un privilegio estar en el jardín, y se juntaba con el olor de
mis lavandas.
Sin
embargo, añoraba mucho el mar, sus olas batiendo fuertes, o quieto como un
plato, y ese olor a algas y a salitre que se nos queda metido hasta el tuétano,
cuando vivimos lejos de él. A veces me metía en las escaleras de la piscina,
daba patadas con todas mis fuerzas para hacer olas, y luego con los ojos
cerrados escuchaba el sonido como si pequeñas olas golpearan las rocas. Sonrío…
Otro
olor que nos suele gustar mucho a todos, es el que queda después de segar en el
campo, o a tierra mojada tras un chaparrón en verano.
Siento
nostalgia del olor a pan de verdad que traía el viento por las mañanas cuando
vivía en Torrelavega del “Horno San José”. Ahora el pan no huele a nada.
Seguiremos
teniendo todos días de muchas añoranzas
y de sueños irrealizables, pero no desperdiciemos la vida que nos queda; la
tenemos que vivir con sus alegrías y tragedias; además nunca vamos a ser más
jóvenes que “hoy”.
Mª
Eulalia Delgado González ©
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