MAR DE LETRAS
Navegábamos siempre dentro de
nuestra apacible bahía plagada de
letras. Remábamos pausados, sin dirección preconcebida. Viajábamos a
ninguna parte porque nos faltaban la
experiencia y el conocimiento de este
mar tan peculiar y tan profundo. Además, lo hacíamos en pequeñas embarcaciones
individuales que se mecían lentas y perezosas salpicando a cada golpe de remo
letras sueltas que subían y bajaban entrelazándose casi sin sentido, por más
que quisiéramos que formaran frases de
espuma brillante… Jamás cruzamos la barra. ¡Eran mayúsculas las letras de
semejantes olas…! Y era una temeridad tratar de salir a alta mar, porque sin
nadie que nos orientara, estábamos seguros de
perdernos, y navegar a la deriva
hasta naufragar…
Pero recordamos aquello de que la unión hace la fuerza: Reunimos
nuestros barcos y formamos una flota. Estructuramos el puerto, y para que nadie
pudiera perderse, en lo más alto del pueblo construimos un faro al que bautizamos
con el nombre de Taller de Escritura. Sánchez Ortega es el farero perfecto que
dirige con tino los guiños y destellos
necesarios para una navegación que
empezó lenta, y ahora va marchando tranquila a velocidad de crucero…
En nuestras incursiones en aguas más lejanas hemos contactado con embarcaciones de más tonelaje como Manuel Alexandre o
Bernardo Atxaga, y hasta con grandes navíos de lujo como Antonio Muñoz Molina, el irlandés John Bamville, y el cubano Leonardo Padura.
Seguimos remando con entusiasmo y
confianza; las letras de espuma que del mar de la ilusión arrancan nuestros remos, se van consolidando y no
cesaremos de remar hasta conseguir que enlazadas todas juntas, las de nuestra
flota, las veamos convertidas en un libro que para siempre quede atracado en el
muelle de nuestra Biblioteca Municipal…
Jesús González ©
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