ÉL
Él llegó de Italia, nació en
Cagliari, (Cerdeña), el lugar más bonito del país. Su padre fue siempre duro
con él y sus dos hermanas, pero especialmente con el hijo, familia de la baja
aristocracia, ahora pujante, pero con más tierras y abolengo que dineros.
Vivió en una gran casa rodeada de árboles
centenarios, conocía cada recoveco para burlar las guardias nocturnas cuando ya
tarde regresaba por la noche, pero si los carbinieri lo encontraban no dudaban en llevarlo ante su
padre, y éste a su vez tampoco dudaba en azotar su espalda con una fusta.
Estudió Ingeniería de Minas, (más
tarde terminó la carrera en Roma), pero en ese tiempo él prefería jugar al
billar y divertirse con sus amigos, aún era muy joven, para sus andanzas,
deportivas y amorosas, contaba entre otros, con dos amigos, Benito Mussolini
(más tarde maldito Duce) y con Eugenio
María Giuseppi Giovanni Pacceli, futuro PÍO XII. Cierto es que con 18 años fue
campeón de Italia de billar en su categoría, pero a su padre poco le importó
porque siguió azotando su espalda.
Terminó de estudiar, bajó a luchar a
África, regresó y se enamoró. Un "duelo" por amores, (ya prohibidos
por la Ley y penados), loobligó a abandonar su amada Italia, siempre
"olvidó" si aquél duelo fue a espada o a pistola, pero su oponente no
debió salir bienparado; la niña de sus amores nubló sus ojos para siempre
aunque en su vientre prendió la vida, matrimoniaron por orden de sus
encorsetadas y conservadoras familias, pero su padre utilizó sus contactos para
enviar a su hijo a España. Debía de huir y huyó. ¿Para siempre?
En un pueblo de la costa vasca,
(donde ejercía su profesión), conoció y se enamoró de una joven francesa, que
engendró dos hijos, sin boda, sin
papeles, sin contratos. Durante unos años trabajó sin descanso en la minas del
Norte de España, era ingeniero y vivía bien, desde Cabezón de la Sal a Tánger
eran solicitados sus servicios, dispuso de casas a lo largo de esos caminos; él
hablaba y escribía varios idiomas, (se conserva una preciosa carta de amor en
francés).
¡Guerras en Europa! Se
traslada a vivir a Cantabria. Desde Italia se movieron hilos, órdenes, se pidieron
lealtades, necesitaban al italiano que vivía en España, era la hora del
compromiso, ese sardo que nunca adoptó la nacionalidad española, que nació y
murió siendo italiano, esto lo obligaba a viajar cada mes a firmar ante el
Gobernador de Santander, viaje que realizaba a caballo desde su pueblo.
Su mujer falleció muy joven y a esos
niñitos los cuidó una bellísima asturiana que al poco tiempo le conquistó el
corazón. Ahora sí hubo boda, la esposa italiana había fallecido. Formaron un
hogar en Cantabria, llegaron los hijos, varios para unirse a los anteriores y
al aportado por la asturiana, madre soltera, hermosa y valiente como ninguna.
Pasaron los años. ¿Italia? De vez en
cuando llegaban postales extrañas, telegramas cifrados, textos incomprensibles,
con el tiempo "olvidó" hasta
las visitas intempestivas que recibía y que asombraban a sus hijos, hablaban
distintas lenguas, gente seria, siempre desconocida, la madre prohibía entrar
en el despacho de "papá".
Dedicó su vida a su país,¿a sus ideas?,
(ideales decía él), el precio lo pagó, nunca volvió a su adorada tierra, ¿cumplía
alguna secreta misión?, nunca contó, nunca compartió, se le amó inmensamente y
jamás se pidieron explicaciones. ¡Misterios, olvidos!
Con el correr de los años la cruel Guerra
Civil española se llevó a dos de sus hijos. Llorando cuenta, en un manuscrito,
que ha debido de emplear su capital en la búsqueda de uno de ellos perdido en
la batalla del Ebro, sacrificando el porvenir académico del resto de sus hijos,
desdichadamente nunca fue encontrado.
Llegó la oscuridad, la posguerra, el
dolor. En su pueblo lo admiraban y querían, ayudaba cuanto podía agilizando la
burocracia de las gentes, nunca perdió el Don.
Siguieron los secretos contactos con su país, pasaron los años...
-Mamá, cuéntame más cosas
del abuelo...
-He olvidado casi todo
cariño, no olvides tú que soy muy mayor y la historia se desdibuja...y algunas
cosas...es mejor no saberlas, ¡solo te diré que fue un gran hombre!
Remedios Llano Pinna ©
COMILLAS.
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