DIOS MÍO
Pasamos un domingo solos, mi hermano y yo, con la abuela Mamen, después
de desayunar, contundentemente, ya que mi “Abu” pone tanto el desayuno, la
comida o la cena, como sino hubiera mañana. M hermano desayunando me pareció un
“hamster”, acumulaba comida a ambos lados de sus sonrosados carrillos.
Desayunados y arreglados de “domingo”, fuimos los tres a Misa de doce. Yo
quería ponerme mi pantalón vaquero favorito pero la “Abu” dijo que ni hablar.
Al okupa le repeinó tanto que su gran cabeza parecía lamida por una vaca.Yo,
con un vestido de diminutas flores, con nidos de abeja en el pecho, en esa
época, no entendía lo de “nidos de abeja”me daba grima lo de las abejas, le
tenía manía al vestidito dichoso. De esas guisas entramos al Templo, la “Abu”,
se colocó, entre mi hermano y yo, en un banco de oscura madera, yo, aún no
había hecho la Comunión, así que lo que acontecía en el ritual, no me era
familiar. El Cura, en un momento dado dijo:
-¡Dios mío...!
Yo,
pensé ¿a que mi hermano dice su frase? y sí, la dijo, en voz alta, “¡y mío!”
continuando:“¡yo, mío, pami!” Luego de esto hubo un murmullo de risas entre los
asistentes al acto. Al finalizar la Misa el Sacerdote dijo:
-¡Podéis
daros la Paz!
La
abuela empezó a dar la mano a los de delante, a los de detrás, a los que
estaban al lado de Guillermo, a los de mi lado ¡qué ajetreo! todo el mundo
dándose las manos.Cuando terminaron, le pregunté a la abuela:
-¿Por qué les das la mano, si no les conoces de nada?
Su
respuesta, fue, una mirada de esas que te hielan, y moviendo la cabeza a
derecha e izquierda muy rápidamente, como poseída. Mi hermano se animó y
también, tendía su mano. ¡Yo, ni loca! y menos a un señor de delante, que se
acababa de hurgar la nariz intensamente.
Al salir de la Iglesia llovía y el okupa comenzó a correr diciéndonos:
-¡Vamos, vamos, si corremos, bajo la lluvia, nos mojamos menos!
A esto, sin comentario por mi parte, la lluvia, cesó y la abuela nos
llevó al Zoo a pasar la tarde después de comer. El recorrido, comenzaba por coloridas,
mariposas, (no me gustan), después serpientes de todos los tamaños, ¡un horror!
luego vimos aves, monos, elefantes, felinos, jirafas, hipopótamos... Ya en la
salida del Zoo, la abuela, preguntó a mi hermano:
-A ver Guillermo, dime cinco animales de África que hayamos visto.
Y la respuesta del “librepensante” fue:
-Tres tigres y dos leones, “Abu”.
¡Bien, hermanito, bien! pensé Sí, si sumar, lo que se dice
sumar, suman cinco ¡en fin! -La abuela dijo:
-
¡Qué nieto más listo tengo!
-
-
¿El que yo conozco abuela?-dije.
El okupa, contento, se vino
arriba y para seguir ganando fama de listo dijo:
-¡Y mira, mira, “Abu”!
cierro los ojos y...!pop! desaparezco.
Sigo sin comentarios al
respecto.Para finalizar la tarde, fuimos a una chocolatería, el escaparate
estaba lleno de miniaturas de chocolate, casitas, huevos, muñecos, hasta
zapatos y bolsos, réplicas de conocidas marcas, todo ello, elaborado con
diferentes, chocolates. Mi hermano, pegó su nariz al escaparate, hizo ventosa
en él y pensó que estaba en La Fábrica de Chocolate de Willy Wonka. Nos
sirvieron tres humeantes chocolates con bollos suizos y okupa, preguntó a la
camarera:
-¿Dónde están, los
“OompaLoompa”?
La señorita, puso cara de
interrogación al igual que la abuela, entonces vi mi oportunidad de sacar la
“repipi” que llevo dentro y comencé:
-Los OompaLoompa son
personajes pigmeos de Loopalandia, donde habitaban, hasta que Willy Wonka los
encontró y les propuso trabajar en su fábrica de chocolate a cambio de nueces
de cacao, que son su comida favorita, y solo se encontraban en Loompalandia una
vez al año. ¿Qué te ha parecido hermanito?
Ana Pérez Urquiza ©
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