VACACIONES
Dama de noche o galán de noche. Ambos
nombres son correctos para esta planta de jardín, dependiendo de la región.
Hoy, últimos de septiembre, me ha vuelto a regalar su suave perfume, como
continúa haciéndolo durante once veranos. Sus flores se abren de noche, de ahí
su nombre. Tengo en mi mano un pequeño grupo de ellas. Las he arrancado
suavemente. Son diminutas, blancas y con forma de estrella. Las huelo. Cuando
la planté, apenas medía cincuenta centímetros; ahora alcanza más de metro y
medio de altura.
Cada año, al finalizar las
vacaciones y el verano, espero ansiosa sus florecillas. Su aroma me traslada a
noches de una ciudad de Andalucía, a mis dieciocho años. Bronceada por el sol, después
de otro día de playa, de noches, terrazas, amigos, risas, miradas, su olor me
envolvía. Primer amor… Su beso a la salida de una pequeña y coqueta discoteca;
típica casa andaluza, blanca con tejas rojas y jardín perfumado. En mis oídos,
aún sonaba una canción de Barry White. Cercano sonido de las suaves olas del
Mediterráneo. Cogida de la mano, paseo bajo una luna inmensa de ese cielo
andaluz y estrellado entre los atraques del Club, en silencio, únicamente
interrumpido por los mástiles de los veleros al mecerse entre los pantanales del
puerto deportivo.
Los olores nos remontan a épocas y
momentos de nuestra vida. Salgo al jardín, me acerco a la dama de noche, la
huelo… Vuelvo a tener dieciocho años, y cogen mi mano.
Ana
Pérez Urquiza©
No hay comentarios:
Publicar un comentario