jueves, 28 de enero de 2021

HASTA CUÁNDO

 

 



—¿Pero todavía no la has visto? Joder tío, tienes que verla, ya estás tardando, es una pasada todo: la fotografía, el vestuario, la música, las interpretaciones. Es onírica —me dijo el gafapasta para rematar. Nunca nadie me había dicho que una película fuese onírica, y aquí tenía toda la razón, ésta era profundamente onírica.

Llego a casa, ceno y propongo a mi mujer ver la película. Le digo que parece ser que es la obra magna del momento. Según las críticas, algunos de los adjetivos que emplean son: insólita, deslumbrante, emocionante, bellísima, sofisticada, exuberante, sensual, devastadora.

Vamos al lío. Nos acoplamos. Empieza. Pura poesía, no hay duda. ¡Qué planos!, embriagadores. Y la música: Charán, charán, tantirorín tantirorín…

Me despiertan los primeros rayos de sol desnucado en el salón.

Voy a desayunar, baja mi mujer.

—Oye, una pasada la peli de ayer —le digo.

—Sí —me responde—. Te quedaste dormido a los diez minutos. Intenté despertarte, pero fue imposible.

—Joder, pero me estaba encantando, ¿a ti no? Esta noche la rematamos.

Volvemos a ponerla una noche más: ¡qué vestuario! Y la música otra vez: Charán, charán, tantirorín tantirorín…

—Anda, despierta y vete a la cama, que otra vez te has vuelto a dormir.

—¡Joder, qué sueño me entra!, será la música.

—Sí, sí, la música, ¡te voy a dar yo a ti música!

 

—¿Qué, hacemos otro intento? A mí me gusta.

—A mí también, pero es que te duermes y terminas contagiándome.

¡Qué elegancia hasta para fumar tienen estos actores!

 

—Oye, ayer volvimos a caer. Debemos de estar muy cansados. Últimamente curramos mucho, pero mira que me atrapa la película. Hoy que he dormido bien y es sábado, seguro que la vemos entera.

Charán, charán, tantirorín tantirorín. ¡Y el vestuario, los kimonos de ella y los trajes de él! ¡Y los diálogos: porque mi marido esto y mi marido lo otro!

 

—Buenos días. Hemos avanzado bastante, pero hemos muerto de nuevo.

—Claro que sí. Yo he soñado que hasta mi marido me regalaba bolsos. ¿Hasta cuándo vamos a seguir intentándolo?

 

Vigésimo intento, ¡por fin! La vimos entera. Sé que para algunos será un sacrilegio lo que voy a decir, pero puedo asegurar que esta película funciona mejor que un Temazepam o cualquier otro somnífero.

Es curioso pero, con el tiempo, se la he recomendado a un montón de amigos. Es más, compré la secuela, que todavía, y después de veinte años, sigue con film retractilada. Vamos, que ni la he abierto. No me atrevo, no vaya a ser que sea tanto o más exuberante, onírica y sensual que la anterior y no me despierte jamás.

Estoy hablando de la célebre, y que ahora cumple veinte años desde su estreno, “Deseando amar” o, en original, “In the mood for love”, de Wong Kar-Wai.

 

Y me despido recordando algunas estrofas de una de las canciones de su banda de sonora:

 

Y así pasan los días

Y yo desesperado

Y tú, tú contestando

Quizás, quizás, quizás.

Estás perdiendo el tiempo

Pensando, pensando.

Por lo que más tú quieras

¿Hasta cuándo?, ¿hasta cuándo?...

 

Óscar Nuño©

No hay comentarios: