–Abuela,
¿qué es ese edificio tan grande y tan bonito que está ahí enfrente? Nunca lo
había visto desde aquí.
Íbamos
caminando mi nieta y yo por lo que los comillanos llamamos “el camino de Pelazo”. Un precioso paseo por
detrás y por encima del Palacio de Sobrellano. Discurre casi paralelo (con la
carretera de por medio) al Seminario. Y digo bien, Seminario. Más adelante
sería la Universidad Pontificia.
–Como
tenemos tiempo, tú ganas de saber y hay aquí unas guapas piedras bajo estos
pinos para sentarnos, te voy a contar un poco la historia de ese gran edificio.
Si empiezo por el final, te diré que aquí se fraguó el más grande proyecto de
estos últimos años para el pueblo de Comillas y, por añadidura, para todos los
pueblos limítrofes y cercanos, así como para la autonomía de Cantabria. Verás,
pequeña:
« Todo fue idea del primer marqués de
Comillas, Antonio López y López, o más bien del jesuita padre Tomás Gómez
Corral, que lo sugirió, pidió y con mucho esfuerzo consiguió. En realidad, la
primera intención del marqués fue edificar un colegio de segunda enseñanza en
su pueblo natal, regentado por la Compañía de Jesús. Pero los jesuitas la
rechazaron, alegando que Comillas les parecía una población rural mal
comunicada y con escaso vecindario. En su lugar, el padre Gómez Corral propuso la construcción de un seminario para
la formación de sacerdotes, allá en septiembre de 1881. No fue fácil convencer
a Antonio López, que perseveraba con el colegio. Pero al final entregó 25.000
duros y se encargó el primer proyecto de edificio para el seminario. Más tarde,
donaría 100.000 duros para adquisición de terrenos. La fuerte personalidad del
padre Tomás y del provincial de Castilla, padre Martín, que juzgaba la
construcción de seminarios una cuestión capital para el catolicismo español,
además del visto bueno del Vaticano, convencieron del todo al marqués. Él
eligió esta colina para ubicarlo –La Cardosa se llama– enfrente de su
palacio. También eligió encargar los planos al arquitecto catalán Joan
Martorell, con quién coincidía en devoción religiosa y principios. No olvidemos
que Antonio López vivía en Barcelona y trajo a Comillas a su gente. Con su
fallecimiento, en enero de 1883, fue su hijo, Claudio López Brú, quien continuó
con la labor de su padre. Dobló el presupuesto y colocó la primera piedra en
mayo de 1883. Desde ese momento hasta 1889, las obras fueron dirigidas por Cristóbal
Cascante. »
–¿Te aburro, pequeña?
–No,
abuela. Sigue contándome la historia.
–Bueno, sigo:
« Tal vez, la parte más hermosa del
conjunto sea la Iglesia, junto al Seminario Mayor –recién restaurada por
cierto—, a la que también se llamó “capilla pública”. Está la bellísima
“Portalada”. Más tarde se edificaron el Seminario Menor y lo que llamaron “el
Colegio Máximo”, y el pabellón hispano-americano, junto a un gran cobertizo de
hierro en los jardines traseros. Comenzó su andadura en 1892, que duró hasta
finales de los años 60 del siglo XX. En 1920, pasó a ser Universidad
Pontificia. Eran autosuficientes: tenían central eléctrica, panadería,
vaquería, carpintería; hasta una imprenta, ese pequeño edificio justo al final
de la cuesta. Tenían su propio cementerio. Una impresionante biblioteca. Un
museo de Ciencias Naturales –donde muchos niños de Comillas llevamos a cabo
nuestras correrías infantiles– y sus propios huertos y campos. Magníficos
jardines. Dieron trabajo a mucha gente.
Pasaron miles de
estudiantes y se formaron cientos de sacerdotes, hasta que, en 1968, la
Compañía de Jesús decidió trasladar la Universidad Pontificia a Madrid. Fue un
motor dinamizador de Comillas y su entorno durante muchos años. Este grandioso
conjunto fue quedándose progresivamente sin uso y pasó a tener solamente
consideración patrimonial. En los siguientes años se le dotó de diferentes
actividades, casi todas temporales y más por conservación que otra cosa. Prácticamente
todas relacionadas con la educación y la cultura.
En la actualidad, el
edificio del Seminario Mayor, perfectamente restaurado, es la sede de la
FUNDACION COMILLAS y del C.I.E.S.E. (Centro Internacional de Estudios
Superiores del Español). Pero lo que te quería contar desde el principio, no
sin antes haberte hecho esta esquemática presentación, es el gran proyecto
frustrado del “Seminario” (siempre lo llamaremos así en el pueblo), la
construcción de la sede de uno de los colegios más importantes del mundo. En
ese momento existían doce; el nuestro sería el número trece. COLEGIOS
DEL MUNDO UNIDO. Proyecto elaborado durante años, con el gobierno
cántabro a la cabeza, cuyos miembros del Patronato eran: Gobierno de España,
Gobierno de Cantabria, Ayuntamiento de Comillas, Fundación Botín, Instituto
Cervantes, Caja Cantabria, La Caixa, Telefónica, Universidad de Cantabria,
entre otros. Se impartirían los dos cursos del Bachillerato Internacional. El
75% de los alumnos son becados. No solo prima la inteligencia, sino el
potencial en valores, la capacidad de trabajo y una serie de exigentes condiciones
más. Proceden de todas las capas de la sociedad, religiones, razas y
situaciones económicas. Compañeros de estudios que, en un futuro podrían ser
líderes, serían formados en base a unos principios que harían un mundo mejor; que
crearían lazos de hermandad entre ellos. Uno de sus presidentes fue Nelson
Mandela. Hay mucho que contar sobre las bondades de estos colegios, querida
nieta.
A punto estuvo de
lograrse, pero la mezquindad, ignorancia, envidias e incapacidad de algunos
políticos lo impidió. Después de luchar durante algunos años, de llegar a la
selección final –nuestras rivales fueron Valencia y Alemania–, Comillas ganó el
colegio, ¡era nuestro! ¡Cómo nos emocionamos! Hasta los mismos Reyes de España
vinieron en nuestro apoyo. Pero un triste día de marzo de 2012, La Fundación de
Colegios del Mundo Unido renunció al proyecto. No fueron respaldados por
quienes debieron hacerlo. Se rompió el sueño del futuro de Comillas y su comarca,
a todos se nos rompió un poco el alma. Pero
de este fracasado proyecto y todo lo que suponía, te hablaré otro día, pequeña.
Ahora, si no te importa, seguimos el paseo hasta Pelazo y bajamos hasta La
Rabia. Está anocheciendo. Le pediremos un agua a mi amigo Manín, que tengo ya la boca seca de tanto
hablar. »
–¡Muchas
gracias, abuela! Me ha encantado y a la vez puesto triste tu historia. A veces,
las personas cometemos errores irreversibles que afectan a mucha gente. Para
intentar corregir eso imagino que valdría ese gran colegio del mundo del que me
has hablado. Otro día sigues. Quiero saber mucho más. Ahora vamos a seguir
andando. ¡Arriba, abuela!
©REMEDIOS LLANO
COMILLAS.
FEBRERO 2021.
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