lunes, 14 de febrero de 2022

EL ANTAGONISTA

 


    

Señor Mario Vargas Llosa:

Con todo respeto y con su venia, le escribo esta carta. Quisiera que mis letras fueran tan elaboradas, y a la vez tan respetuosas, como se merece. 

Por favor, señor Mario, tenga un poco de paciencia, pues esto no es lo que parece.

            Hace tan solo tres días que terminé de leer su libro Las travesuras de la niña mala y durante este breve tiempo material, pero larguísimo sufrimiento para mi alma, espinas incrustadas que derraman ríos de sangre..., mi mente ha ido tachando vejaciones acá, macabradas acullá, hasta casi dejar una urdimbre deshilachada. Estuve a punto de cejar en mi empeño lector, echar por la borda mi empecinamiento  masoquista de llegar al final de la insufrible pendeja. La ha descrito como mentirosilla, luego como arribista,  sin la  mínima delicadeza; después como amante-perruna... Este sórdido episodio es parte lo que se  ganó a pulso: le felicito por su bien trabajada  osadía. Como bomba antipersona, la ha pintado como un dejado de piel y huesos: sus restos pueden haber pasado al cementerio canino. Quizá algún matarife pueda arrancarle la piel y por fin la niña satánica pueda curar, en su olvido, a quemados insalvables. Gracias, científicos, por  obrar milagros. 

 

            Ah, el antagonista Ricardo; quisiera romper una lanza por él. ¿Piensa usted, de verdad, que hay en este mundo tan calamitoso un hombre tan misericorde como él?  Bueno, sí, quiero otorgarle el beneplácito de la duda: sin duda alguna, un altruista. Una persona capaz (como aprendimos en el Evangelio) de perdonar hasta setenta veces siete. ¿Se puede estar enamorado hasta las trancas, desde la niñez hasta la vejez, de la misma cortesana? ¿Se puede fundir y endeudarse hasta las cejas, pasar a ser un sin techo por una víbora?

Yo querría que Ricardo siguiera siendo bueno, mas no un calzonazos; que tomara él el placer de estrangularla antes de que la vida tomara la revancha contra ella.

Querría que el futuro le devolviera su inteligencia creativa: convirtiera sus dotes políglotas en escritor galardonado con el premio Nobel (al igual que usted). Querría que una cirugía le librara de sus cataratas físicas y multicolores hacia las niñas malas. Yo querría que, como en la película Casa Blanca, siempre le quedara París.

 

Atentamente, una lectora agradecida.

 

                                                                           Isabel Bascaran©

San Vicente de la Barquera, a 7 de febrero  de 2022  

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