lunes, 12 de diciembre de 2022

INSOMNIO

 


 

El señor de mi derecha se ha quedado dormido. Y el de delante, y ¡todos!

Me incorporo del butacón sobresaltada y me dejo caer de nuevo, lentamente, desconcertada.

En el escenario, continúan las risas. ¡Qué naturalidad! Pero no consigo entender nada. Ciertamente las críticas tenían razón: “Insomnio es una obra diferente, innovadora”.

¿Pero, aburrida? ¿Cómo es posible que todo el mundo se haya dormido?

Me giro nuevamente a la derecha: ¡hasta ronca!, ¡qué descaro! El teatro está completo, completo y dormido. En ese momento, el telón comienza a cerrarse y, desde el escenario, “los actores” irrumpen en fuertes aplausos que dirigen a la platea. No entiendo nada. El telón vuelve a abrirse, todo el “público”, ahora bien despierto, se levanta de las butacas, entrelazan las manos y saludan inclinando el cuerpo. Se cierra el telón y vuelve a abrirse inmediatamente. Ahora los aplausos van dirigidos a ¿mí? Recibo una palmadita en el hombro del señor de la derecha, el de los ronquidos:

–Felicidades! —me dice—, lo has hecho estupendamente. Hoy has sido la protagonista.

 

Almudena Pascual©

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