domingo, 24 de mayo de 2009

HAY UN SOL QUE AMANECE CADA DÍA...



Hay un sol que amanece cada día
y que viene a buscarnos de mañana,
unas veces despierta nuestros ojos
y otras más el que aparta las legañas.

Nuestro sol, que nos llega en primavera,
va buscando los pliegues de la cama,
acarician sus rayos lentamente,
los rincones más lindos de mi casa.

A este sol yo le rindo pleitesía,
un saludo le mando sin tardanza,
con mis ojos dormidos y borrosos,
que despiertan al día y la jornada.

Su calor se agradece dulcemente
y traspasa el cristal de la ventana,
ese sol viene aquí, hasta mi pecho,
a alegrar las arrugas de mi cara.

Yo saludo a ese sol de primavera
al hablarle en silencio, sin palabras,
y le cuento mis penas y alegrías,
mientras él, con sus rayos ya me abraza.

Pero hay días que el sol no me despierta,
por las nubes que cubren y lo empañan,
y es entonces que vemos en el cielo
esas gotas de lluvia que nos manda.

Nuestro sol también llora por la ausencia
y lamenta las nubes y borrascas,
sólo quiere cubrirnos con sus rayos,
y dejarnos la paz y la esperanza.

Pasarán primaveras muy floridas
y con ellos los días y semanas,
pero el sol que alumbró nuestros hogares
quedará para siempre en nuestras almas.

Ese sol desconoce las fronteras
y sus rayos son besos que nos manda,
a los hombres de todos los paises,
y con ellos nos dice que nos ama.

Y nos ama sin credos ni colores,
este sol que amanece con el alba,
al que escribo estos versos y poema
y le mando este abrazo en la distancia.

Rafael Sánchez Ortega ©
24/05/09

EL SOL


¿Cómo te encuentras sol, dónde estás?... Hace tiempo que no sé nada de ti. He olvidado cuando fue la última vez que nos vimos. Si ya sé lo que estás pensando. Hace un mes estuvimos juntos durante unos días inolvidables, pero te necesito aquí.

Varias veces he ido a buscarte, para verte, sentirte... ¡Qué agradable era notarte por las mañanas a mi lado!. Me diste esos abrazos tan cálidos que tanto necesitaba y deseaba. Al mirarte, te veía reflejado en ese intenso color azul del mar, mientras escuchaba a las pequeñas olas rozando suavemente la arena de la playa. ¡Cómo brillabas!.

He de confesarte un secreto y es que cuando me mirabas, mis mejillas se sonrojaban. Ansío de nuevo estar junto a ti, pero te corresponde venir. Me siento tan a gusto a tu lado y te añoro tanto...

Durante las noches, cuando desaparecías, recordaba la sensación tan placentera que había sentido junto a ti, durante el día. ¿Sabes?, luego, esperaba ansiosa el amanecer para volver a encontrarnos al día siguiente, en ese amanecer en que sabía que acudirías temprano a nuestra cita, sin poner ninguna disculpa.

Mientras esto soñaba, recordaba una canción, que de niña cantaba, a esos bonitos insectos anaranjados, con lunares negros y que llamaba "mariquillas", a la vez que una de ellas recorría mi pequeña mano:


"Sole, solentañá,
vete a la montaña,
y dile a Dios
que haga sol,
hoy mañana
y toda la semana"


Después, la mariquilla volaba siempre hacia ti

Amado sol, espero pronto tu llegada, ¡no te demores!

Ana Pérez Urquiza ©
Mayo 2009

EL SOL



El Sol!... Qué difícil es hablar del Sol. Es algo tan grande, tan inmenso, que las palabras se quedan cortas para referirnos a él. Después de Dios, es lo más grande que tenemos en el Universo. Bueno, lo más grande es sin duda el propio Universo, pero ese es otro tema, que además, se escapa de mi punto de vista.

¡El Sol!... No, no andaban tan equivocadas las tribus que le adoraban. ¿De donde sale, si no es de él, la energía que da vida a todo lo que crece sobre la Tierra? ¿Qué pasaría si nunca volviera a amanecer? ¿Se congelaría la Tierra?

¿Os imagináis los cuerpos paliduchos de las mozas que no pudieran tostarse en la playa? ¿El desencanto de las que pensaban estrenar bikini y tuvieran que dejarle colgado en el armario porque el sol no salió?

¿Quién se iba a colar por las rendijas de las persianas para despertarnos por las mañanas? Y según nos levantáramos ¿quien iba a mirar qué tal se presentaba el día si sólo había tinieblas?

¿Lo habéis notado ya? Si, eso, que cuando uno no tiene el día propicio para la pluma no se dicen más que tonterías. Y como es viernes y el lunes tenemos clase, no queda más remedio que justificarse con lo que salga. Porque no me diréis que no es acojonante tener que hablar del sol, y que en mi cerebro no se encienda la más pequeña bombilla.

Porque podría hablar de la fotosíntesis, de la pigmentación en las pieles de personas y animales o de las plantas y sus frutos, pero es que… Coño, yo de biología no tengo ningún conocimiento.

De verdad estoy deseando que llegue el lunes para ver que habéis escrito los demás, porque es que yo, si intento escribir en serio, me faltan conocimientos por lo profundo que es el tema solar. Y tomar el Sol a coña, oye, eso tampoco, que a lo peor se enfada y este verano me deja la piel hecha un asco como ya me la están dejando los años que llevo encima. ¡Y ya es bastante!

Jesús González ©
Mayo 2009

AMANECER CON SOL


El otoño y el invierno han sido muy fríos y lluviosos, el sol apenas hizo su presencia durante este tiempo y la lluvias y los vientos acompañaron los tristes y cortos días de estos meses, por eso, si en algún momento aparecía se le recibía con gusto pues su inmensa luz y su color, tornaba los paisajes de una inmensa belleza.

Resignados esperamos que llegue la primavera en la que todo se transforma, los días son más largos, mas templados y si el sol nos acompaña hace que nos sintamos llenos de ánimo y vitalidad.

Puedo asegurar que en eso soy privilegiada, ya que ver un amanecer es uno de los placeres mas bellos que nos regala la naturaleza. Ninguno es igual a otro, todos son diferentes y maravillosos, ya que el sol va asomando en el albor de la mañana con esplendor, resplandeciendo, con una luminosidad grandiosa y dando luz y color a todo lo que toca.

En las nubes deja una estela de bonitos matices, como si las fuera pintando con trazos maravillosos y dejando en ellas unos sorprendentes tonos, que armonizan con su belleza, mientras ellas, perezosas, se dejan acariciar por sus rayos.

Por eso hoy yo he querido escribirte, a ti sol, para decirte que aquí estoy esperándote, como tantas mañanas para verte salir y quedarme un rato contemplado tu luminosidad y resplandor, y sentir esa calidez agradable que dejas en mi semblante y me llena de energía, porque tu eres una de las cosas maravillosas con las que me deleito en esta vida.

Flor Martínez Salces ©
Mayo-2009

EL SOL


Ayer nos tocó clase y empezamos a hablar del tiempo tan puñetero que estamos teniendo, con nieblas, que casi no nos dejan ver el sol.

-Es que no sabes ya cómo es, si cuadrado, ovalado ó redondo, - dije yo.

-Ya está, -dijo el profesor-, próximo tema sobre el sol.

Estamos perdidos en el Cosmos, en un planeta al que hemos puesto por nombre La Tierra. Es uno de los más pequeños de nuestra Galaxia y dependemos de una estrella que llamamos sol.

Astro rey para nosotros. Sin él no existiríamos y sería imposible la vida, como la conocemos, aunque haya sido a través de millones de años. En los libros todos hemos estudiado algo o leído cosas sobre el sol, de los millones de grados que tiene por sus fusiones térmicas en su núcleo, de las protuberancias y de sus manchas.

El sol ha sido el dios para muchas tribus y civilizaciones, con el miedo que pasaban cuando veían un eclipse total. El sol, también es alarmante si abusamos de él. Temible en muchas zonas del mundo donde dá con fuerza y sin piedad provocando grandes sequías y hambrunas, pero es el que hace de una semilla minúscula, un árbol gigantesco y también, gracias a él, podemos tener toda suerte de alimentos, frutos tan variados, verduras de tantas clases, cereales y legumbres, junto con el agua. Sol y agua, agua y sol.

Nuestro estado de ánimo varía mucho cuando nos falta y la lluvia lo cubre todo y lo sigue bañando, entonces estamos más tristes y melancólicos. Cuando sale, y hoy ha salido por fin, su luz cegadora llega a todos los rincones de la casa, es como si te pusieran una pila y no pararas de funcionar. ¡Limpieza de la buena!. Abres todas las ventanas y que se impregne la casa de alegría y calor. Sales a la calle y la sonrisa es más facilona. Te entran ganas de pasear, de salir de excursión y de deleitarte con su puesta, que a veces es fascinante.

En estos momentos, recuerdo una de ellas, en una casa de los primos en el campo. Para verlo mejor tuvimos que trepar como las cabras hasta la parte alta de la finca, en un rincón precioso, con unas piedras enormes, desde donde se contemplaba el valle y las montañas al fondo. Allí nos quedamos sin hablar, sólo disfrutando del espectáculo grandioso que la naturaleza nos ofrecía, con sus cambios de color y luz, hasta que todo quedó poco a poco en la penumbra.

También las he visto preciosas cuando se esconde detrás del mar, en ese horizonte misterioso, con sus resplandores tiñendo las nubes alargadas, como hechas jirones y con luces rosadas, anaranjadas, rojizas y con el mar quieto como un espejo reflejándolo todo.

En verano, cuando calienta demasiado, nos vuelve perezosos. Es el momento de buscar su tupida sombra debajo de un árbol. Entonces coges un libro y empiezas a leer, pero de pronto se te caerá de las manos y te quedarás frito, hasta sentir el mordisco de una hormiga que te sacará de tan placentera siesta.

María Eulalia Delgado González ©
Mayo 2009

TUS RAYOS DE SOL


Tengo la piel delicada,
tus rayos no puedo tomar,
pero me quedo extasiada
cuanto te veo asomar.

Miro tus amaneceres,
en que llegas, asomando,
y dás tonos armoniosos
a lo que vas tu tocando.

Con aureola de colores
iluminas a tu paso,
esos lindos tornasoles
con reflejos irisados.

Tiñes las bellas mañanas
de lindas tonalidades
y entre nubes apareces
sin reparar en edades.

Soberbio y majestuoso,
fabuloso y sorprendente,
con tu calor y prodigio
de calidez excelente.

Perfección inigualable,
regalo de la naturaleza,
armonía insuperable
de inestimable belleza.

Tengo la piel delicada,
tus rayos no puedo tomar,
te espero cada mañana,
para tu hermosura admirar.

Flor Martínez Salces ©
Mayo-2009

EL SOL Y MIS OTROS SOLES...


Vestido de oro y sangre te situo en la parte superior central de mi postal, mientras que nosotros, seres minúsculos, giramos en un carrusel, hipnotizados, con los ojos cerrados, no sea que un rayo tuyo nos deje cegados de por vida.

Te hemos adorado y venerado como a un dios, y aunque el tiempo pasa, cada aurora, te damos la bienvenida como a un caballero, pero tú, en tu arrogancia, a veces, te ríes de nuestra pequeñez y nos envías un sirimiri monótono y triste. No obstante, en el ocaso, te vistes con colores cálidos y nos vuelves a enamorar con tu perfección.

Para evitar tus desaires, para no estresarme, en la parte derecha de mi postal, he situado dos solecitos, a Ana María y a Quintiliano.

Ana María, tú me eclipsaste como profesora, corregías los errores gramaticales de tus compañeros y realizabas comentarios inteligentes. Quintiliano, ninguno con ese nombre y nadie tan excelente. Te diagnosticaron diabetes y te arrebataron tu sueño de baloncestista. ¿Te acuerdas del cuadro que me dedicaste?, era una figura popular vasca, "Maritxu" que va por agua a la fuente... Pero surgieron otros soles y a vosotros, Ana María y Quintiliano, os hice un hueco en mi corazón.

En el centro de la postal, debajo de ti, ¡oh sol!, sitúo a los soles de mi última tutoría, Aiara, y Amaias, las bailarinas de Begas; Iker el virtuoso pianista, Jone, Ana y Cinthia, las bellas violinistas; y Mikel.

El día de mi jubilación, ¡qué sorpresa!, Mikel me saludó con el "Aurrezku", después me ofrecisteis un fabuloso concierto. Al final os abracé a cada uno y me sentí levitando como una diosa. A vosotros, mis soles artistas, también os llevo en mi corazón y quizá, por el peso, le cueste tanto bombear sangre.

He vuelto a las andadas y aquí, en San Vicente, me he rodeado de muchos soles.

-Por favor, juntaos un poco para salir en la postal.

Soles como mis amigos de La Solana, prestos a aliviarme con sus sonrisas, mi gratitud a los magnánimos soles, Carlos, Andrés y Antonio que se nos adelantaron para engalanar nuestra futura morada.

Soles como mis compañeros de Taller de Lectura y Escritura, que me otrogan serena reflexión y muchas palmas. Y hasta que la médico, otro sol, me prohíba llenar mi corazón de más emociones, yo seguiré aguardando el confort de otros soles.

Isabel Bascarán ©
21/05/09

EL SOL


El pasado 27 de abril, fue el día del sol. Es una estrella más, muy normal de tamaño y de luminosidad, de mediana edad y de las más cercanas. Tiene una temperatura de 6.000ºc, tiene componentes tales como: Hidrógeno, hierro, cinc, cobre, etc.

Hace posible la vida en la Tierra, animales, plantas, evaporación, creación de nubes y la lluvia. Tiene épocas activas o de más calor y otras de menos o de calma. A veces el viento solar produce auroras boreales, en el polo Norte, o australes, en el polo Sur.

El medioambiente espacial, viento solar, a veces dificulta las comunicaciones terrestres.

El sol es una estrella amarilla y le tenemos a una distancia de 149.600.000.000 metros y es 109,12 veces mayor que nuestro planeta.

La medida para hablar de su recorrido se le llama igualmente sol.

Está en nuestra Vía Láctea, creo que con esto, nos ponemos a un nivel científico suficiente, para poder hablar de esta estrellita aún joven.

Por medio de esta palabra se definen y se nombran muchas cosas en estam nuestra esfera terrestre. Por ejemplo, es la quinta nota musical de la escala de do; también se denomina sol a la moneda de plata de Perú, en alquimia se le llama así al oro, fue el dios Sol entre los Egipcios en tiempos antiguos o el llamado Helios por los griegos, al rey de Francia Luís XIV se le designó rey Sol y al imperio japonés se le citaba como, “El Imperio del Sol Naciente”.

Nosotros utilizamos esa palabra de diversos modos y maneras.

Quizás recordamos de nuestras abuelas algún comentario del tipo: ¿Quién es un solete o eres preciosa como un sol?, qué decir de los enamorados, en su boca están palabras como: "cielo mío o mi sol".

También se utiliza para demostrar el duro trabajo de los agricultores y ganaderos y algunas opciones para la pesca, puesto que lo hacen de sol a sol. De esta misma manera, se trabajaba en tiempos pasados, pues no tenían otra forma de iluminación.

A otros niveles, nos sirve para el relajo propio del tiempo de descanso, disfrutando de su calor y así refrescarnos oportunamente con baños, helados o bebidas frescas, origina un efecto de vitalidad, tanto para bebés como para personas enfermas, débiles o mayores y de todos en general. Invoca muchos sentimientos favorables, diversiones al aire libre, regocijo, recolección de productos; en la cocina se prepara todo más fácilmente, para comer en crudo o aliñados y frío, para defenderse un poco, de ese ambiente caluroso.

Pero aún deseado en las épocas más frías y oscuras del resto del año, al final nos puede producir cansancio y algunas veces hasta renegamos de él, con lo que se deduce que, todo tiempo continuado, deseado o no, termina por ser monótono o cansado.

Para mí, siempre era propicio, sobre todo de jovencita. Acababan las clases, tenía la oportunidad de salir más tiempo, puesto que en mi juventud, se regía por la luz solar, el momento de retirarse a casa.

Era época de fiestas, romerías y de ferias; quedarse con los primos en casa de las abuelos, bañarse en el río o la playa, tumbarse toda lo grande que eras encima del prado verde y ver las mariposas revolotear, llenas de colores, a la par que se escuchaban los últimos grillos de la temporada, a la sombra de aquellos dos perales gigantescos, después de la comida, somnolientos y cansados, pero me daba tiempo a notar, que mi madre nos tapaba con una fina tela para no quedarnos fríos en esta siesta digestiva.

Mientras quedaba adormecida, percibía el olor de la hierba seca, el de los geranios, el "angear" del perro con su lengua, para así refrescarse; oía a lo lejos a mi padre con otros vecinos, que seguían con la tarea de segar a dalle las tierras para usar el pasto ya seco, convenientemente hacinado, con el que luego, darían de comer al ganado en invierno.

¡Cómo sudaban, cuántas horas trabajando!, sin descanso, estaban morenos y ennegrecidos del polvo de la siega, pero con buen humor.

-"Minoooooooo, trae la pizarra, que tengo el dalle con mas dientes que un cocodrilo, jajaja"

Nuestra única obligación era llevarles agua fría de un manantial cercano y algunas de aquellas peras fresquísimas, recién pilladas del árbol.

En la noche se oían cigarras y ranas, alguna lechuza o similares, y escuchar a los cucos y ver a las luciérnagas, que brillaban me producía la sensación de vivir en un mundo diferente.

Bueno, si que tenía un defectillo el estío y eran los mosquitos que estaban al acecho, me tenían abrasada. ¡Dios que picores y que rojeces!, rascarse tenía diversas formas, todos nos pasábamos soluciones para evitar semejante incomodidad, que en casi todas las ocasiones, terminaba uno por sangrar, y pensábamos que parecía imposible que un bicho tan chiquito, fuera tan malo.

Algo que me producía comodidad infinita, era dormir tan sólo con las sábanas, entre otras cosas, porque hacer la cama al otro día, era más rápido, así todo se aceleraba para divertirse al Sol y con el Sol.

Angeles Sánchez Gandarillas ©
En S. Vicente de la Barquera
24 de mayo de 2009.

martes, 12 de mayo de 2009

LA MAR


No, no me he equivocado al escribirlo en femenino, puesto que entre muchos marineros se lo denomina así. Pregunté en una ocasión a que era debido y la respuesta fué la siguiente: "Porque es como una mujer, nos cuida, nos dá de comer, te dá, te quita, cambia rápida de buena a mala e inesperadamente, es bella y siempre está".

Me pareció algo machista, pero como viene de muy atrás lo dejaremos correr, aunque quisiera aclarar que los tifones, huracanes, terremotos, temporales, vientos, etc., tienen nombre de varón, con lo que las definiciones se igualan un poquito.

Pues bien, una vez que la tradición nos definen la mar, lo que queda por decir es casi todo poético. Al mar le han escrito, escriben, y en el futuro describirán, poetas, enamorados, pintores, fotógrafos, románticos y observadores como es mi caso.

Sólo haré una reseña de lo que para mí es la mar o el mar. Es la extensión imponente de agua, donde se reflejan nubes e incluso la llegada de algunos vientos, astros y cualquier persona, barcos, y también, cualquier otra cosa, que se acerquen a ella.

Es el azul cobalto brillante más increíble a marea llena, con viento de nordeste, en los principios de otoño y finales de primavera; es el cristal más diáfano, con las lunas de enero, es el verde de tonos de menta y musgo del verano,(según se dice que indica que está más frío en época de estío), es el ruido más ensordecedor y temible en las noches de marejada fuerte, de temporal de sur, que se oye desde cualquier punto del pueblo o incluso en lugares más lejanos, y de veras impresiona.

Tapa los pocos ruidos de la noche y te hace recapacitar, sobre lo pequeñitos que somos, ante la fuerza de la naturaleza.

Es el miedo terrible que pasan las familias, en esa espera al retorno a puerto seguro de sus marineros, cuando ha entrado un fuertísimo temporal o galerna inesperada; de verdad que es algo que te deja indefenso y atemorizado, es el miedo y la indefensión.

Es el cansancio, pero con sonrisa, de la llegada de los barcos y pescadores al termino de su jornada con la satisfacción de que por fin han traído el sueldo para sus familias.

Es el paseo tranquilo en una pequeña embarcación con la mar bella, tranquila, pudiendo observar bajo la superficie, diferentes especies de sus habitantes marinos; una naturaleza desconocida, dándote la brisa y el sol, sintiendo que eres un ser privilegiado, porque puedes disfrutar de ese ambiente.

Es algo que no tiene comparación, y que cuando te desplazas tierra adentro, te sientes agobiado; te falta esa especie de libertad que dá la lejanía del
horizonte. Es el devenir y recibir el paso de gentes que recalan al puerto y a la playa por trabajo o por placer, o quizás a esas personas que notan y aprecian la sensación de apertura y libertad ante la mar, sin trabas a su mirada y al frescor del aire limpio.

La mar, el mar es de admirar, y le estoy agradecida porque me ha dado de comer, amar, sufrir; he disfrutadon con ella, me ha enseñado y también he respirado y soñado de esos momentos tan necesarios de soledad y a su lado, he podido conseguir vivir plenamente mi existencia, es el lugar donde de poder elegir, lo hubiera hecho, pero tengo la suerte de que me vino dado.

En S. Vicente de la Barquera
A 13 de abril de 2009
Ángeles Sánchez Gandarillas ©

UNA CANCIÓN

Había escuchado aquella canción por primera vez y le gustó, aunque no era la clase de música que solía oír. Aquel estribillo la hizo canturrear y alegrarle aquella tarde, mientras hacia su trabajo en soledad, como la mayoría de los días, en que la rutina llenaba sus horas de faena. La radio era su compañera y, a veces, aunque no se hacía caso de lo que en ella sonaba, le servia de fiel acompañante en sus labores, pero aquella canción la había despertado de sus pensamientos, y la había hecho ponerse alegre tarareando su melodía.

Ahora todas las tardes espera ansiosa el momento en que vuelvan a poner esa canción que aunque no sabe por qué, la hace tan feliz, y la despierta de su rutina diaria, sube el volumen de su radio y durante unos minutos se siente muy contenta escuchando esas notas musicales.

Pero esta tarde la ha encendido y ha estado aguardando que de nuevo vuelva a sonar. Sin embargo hoy no la han puesto, pues como todas las cosas de la vida ha dejado de estar de moda y ya la han retirado, todo son melodías nuevas y desconocidas, y se siente un poco triste, pero tiene la esperanza de cualquier otra tarde empiece a sonar de nuevo otra música que la saque de su rutina y la vuelva a alegrar de nuevo en las tardes de trabajo.

Ella mientras tanto, en silencio, tararea esa bella canción que tan feliz la ha hecho durante muchos momentos. La música sigue sonando y seguro que en cualquier momento sonará una bella canción que la vuelva a alegrar esos ratos de rutina y soledad.

Flor Martínez ©
Mayo 2009

HAY DÍAS...

Hay días que no me gustan,
pero los tolero,
no soy feliz,
pero sonrío.

Hay días que todo me sale mal
pero intento mejorarlo,
tengo frío, mucho frío,
pero me arrimo al fuego.

Hay días que no me gusta la gente
pero intento ser amable,
no me apetece hablar
pero contesto a lo que me preguntan.

Hay días que me siento muy triste
pero aparece alguien que hace alegrarme,
no me gustan esos días,
pero pienso que mañana me gustarán.

Hay días que estoy cansada
pero lo olvido y sigo adelante,
todo me duele en ellos
pero intento superarlos.

Porque hay tantos días buenos
que olvido los malos,
hay tanta gente agradable
que olvido a los antipáticos.

Porque muchos días hace calor
y no me acuerdo del frio,
porque cuando todo sale mal,
pienso, que al día siguiente saldrá bien.

Porque hay muchos días en la vida
que merece la pena disfrutar,
pues hay mucha gente con quien compartir
y eso, que me alegra la vida.

Por eso, en días que como hoy,
me comería el mundo,
hay días...
¡Que me siento muy feliz!

Flor Martínez ©
Mayo 2009

EL AMOR DESINTERESADO


Mi agradecimiento a todos los padres y madres que he tenido el gusto de conocer durante treinta y siete años.

Del noventa y nueve, coma, nueve por ciento, afirmaría que fueron responsables en su dura tarea y que hicieron que mi etapa como educadora y mi vida personal salieran reforzadas con sus aletadoras palabras.

Para que nos concienciemos del esfuerzo de tantos padres y madres, como botón de muestra, tengo el placer de presentaros a los de Conchita.

A sus ocho años era un manojo de nervios, siempre desmelenada, su cuaderno poco atrayente...

El primer día, sus padres, (estuve a punto de llamarles abuelos), entraron en el aula silenciosos y como avergonzados. Nos sentamos en círculo, me saludaron con mucho respeto y por fin me preguntaron:

-Señorita Isabel, díganos, por favor, ¿considera tonta a nuestra hija Conchi?

-¿Tonta?... Yo diría que es despistada, impaciente, desordenada y lo más serio, que confunde algunas letras, pero ¡tonta, no!. En matemáticas razona bien y, en "Euskara" aventaja a los demás compañeros. Posée un rico vocabulario y se expresa correctamente. Necesita pulimentación, pero opino que nos encontramos ante una alumna inteligente.

Me miraron extasiados y se miraron incrédulos.

-No quisiera inmiscuirme en sus posibilidades económicas, -continué-, pero para corregir su dislexia Conchita necesita la ayuda de una logopeda una sesión a la semana como mínimo, y ya saben, que las dietas son altas.

-¿Piensa usted que superará ese defecto?

-Otras niñas lo hacen, ¿por qué no ella también?, -les respondí.

-Lo pensaremos, -dijeron, y se despidieron amablemente.

Antes de dos semanas me pidieron otra cita, esta vez se les veía eufóricos.

-Señorita Isabel, ya tenemos logopeda, quiere hablar con usted. Nos ha asegurado que en un año o dos, como máximo, Conchi habrá corregido la dislexia. (Me confesaron que tenían algo de dinero ahorrado para volver a Galicia en su jubilación, no obstante, lo prioritario era la educación de su hija. Su querida Galicia siempre les esperaría).

-Yo también les quiero pedir un favor, -les dije.

-¿Cómo?, -preguntaron al unísono.

-Quiero que actuén como profesores en casa. -Y les expliqué mi plan de trabajo.

La madre se comprometió a hacerle dictados, mandarle copias de forma sistemática, a exigirle una presentación intachable y sin errores ortográficos. El padre, aunque no hacía falta, se ofreció como profesor de matemáticas.

Los compañeros pronto se percataron del avance de Conchita. En matemáticas empezó a sobresalir y su cuaderno recibía continuos ¡Oh, oh, oh!

Las visitas se sucedían con mucha frecuencia. Necesitaban hacerme partícipes de su felicidad. Unas veces eran cajas de bombones, pues Conchita les había comentado que la Señorita chillaba mucho, otras botellas de orujo, de... (Se habían enterado de las jaquecas de la señorita), "mano de santo", me dijeron.

En cuarto curso de EGB, la especialista le dio el alta a Conchita. Se la veía feliz. Sus padres no sólo siguieron con su labor sino que el Colegio encontró en ellos a los mejores aliados.

Ya en otro centro, mi compañera Celia, me contó que Conchita cursaba Magisterio con los valores y la educación que le inculcaron sus padres. Yo recomendaría a Conchita para la empresa docente más abnegada.

Queridos padres y madres, quiero haceros coopartícipes del esfuerzo de los padres de Conchita y con un abrazo os digo, ¡Gracias!

Isabel Bascarán ©
San Vicente de la Barquera
11/05/09

domingo, 10 de mayo de 2009

MI VILLA


A ti he vuelto, Cantábrico del alma,
a sentir el rumor de las mareas,
a la Villa Pejina de mi cuna
la que unió San Vicente y la Barquera,
la de viejos parrales en La Maza
que por Boria buscaban La Ribera,
y en aquella calleja que recuerdo
una fuente con nombre de La Teja,
nos calmaba la sed de nuestras labios
con el agua corriente y siempre fresca.
Pero tú, mi Cantábrico querido,
el que hiciste dos rías tan señeras,
la de Pombo y Rubín por este nombre
tras marismas, los puentes y compuertas,
unas olas dejabas dulcemente
en la bella Cabaña tan despierta.

Te recuerdo, Cantábrico querido,
desde Peña Quemada hasta Villegas,
de Merón hasta el Cabo por la playa
a soñar con las rocas de Bederna.
¡Cuántos cantos llegaron con la brisa,
con el dulce nordeste que nos dejas,
y aquel lento desfile de los barcos,
cuyos nombres borraron las tormentas...
Olivina, La Gloria, Cuatro Hermanos,
Cristo Rey y El San Pablo ya se alejan,
Marcelina, Santuario, Justo Lecue
y El Rosario la Aurora con su estela...
Otros nombre se quedan vacilando
mientras pienso en el vino y las tabernas
en las tiernas canciones entonadas,
con salitre y sudores de mi tierra.

A ti llego Cantábrico añorado
a buscar El Castillo con su Puebla,
admirando las piedras y murallas
que flanquean y guardan a la Iglesia.
Dejo atrás a la Torre del Preboste
vigilando las casas La Barrera,
aquel barrio extramuros de artesanos,
tenerías de pieles, con sus huertas.
Y me digo que sí, que en sus casonas,
Hospitales, de Corro con leyenda,
hay la huella de vida y peregrinos
que llegaron a ti, en muchas fechas.
Es la historia sucinta de mi Villa,
de esta aldea y su puebla marinera,
que labraste, Cantábrico querido,
y acunaron con mimo tus sirenas.

Rafael Sánchez Ortega ©
09/05/09

RECUERDOS DE MI INFANCIA


La primera anécdota de mi vida comienza el día de mi bautizo, y como comprenderéis, así me lo contaron. Me dejaron con mi faldón, toda colocadita encima de una cama. En aquella época casi todas las celebraciones eran en las casas. Ocurrió que mi padrino se "enchispó" y no se le ocurrió otra cosa que tumbarse un rato para despejarse y de repente escuchó unos lloros. Era yo, y aquí estoy, sobreviví. No me aplastó por milímetros.

De esta otra también me salvé. Tenían que pintar la cocina y sacaron el aparador al pasillo previamente vaciado y, yo, muy ocurrente la nena, comencé a columpiarme de las puertas. Me lo estaba pasando bomba, pero de repente todo se me vino encima. ¡Ah!, pero como era el pasillo, chócó contra la pared y yo me volví a salvar por milímetros y quedé en el hueco.

¡Bueno, que todas no han sido así, también las tengo preciosas!

Una vez, estaba pasando unos días en casa de mis abuelos y entré en el despacho donde mi tío estaba estudiando.

-¿Me das una peseta para comprarme un chicle?

Me miró y me sonrió, cogió un trocito de papel, dibujó una peseta y me lo dió. Toda contenta bajé a la tienda que estaba cerca del portal a por mi chicle. Cuando la tendera supo quien me había dado el "papelín" se destornilló de risa y me dio el chicle.

Otra vez era noche de Reyes, acababa de pasar la Cabalgata en Torrelavega donde vivíamos. Subimos las escaleras de "Almacenes Alvarez" para ver los escaparates llenos de juguetes. De pronto allí estaba, ¡qué linda era aquella muñeca! Me quedé extasiada contemplándola pero no dije nada. Por la mañana no podía dar crédito a lo que veían mis ojos. ¡Era la muñeca!, Pero qué listos son los Reyes Magos, yo sí había pedido una muñeca en mi carte, pero ellos acertaron de pleno en la que más me gustaba.

Recuerdo que de pequeña iba al Colegio de los SS.CC. Me habían hecho Paje del Niño Jesús de Praga. Teníamos nuestra medalla y unos cordones con borlas de color rosa en la cintura del uniforme.

-¡Todas de punta en blanco, que viene la Madre General!

Nos sentamos a escuchar la plática. Como era de las más pequeñas estaba sentada en la primera fila. Empecé a darle vueltas a las borlas y cuando el acto terminó nos levantamos, pero yo con la silla arrastrando. Aquello no había forma de desenredar y me llevaron al comedor de las internas.

-¡Hasta que no lo quite no se va a casa a comer!

Y allí me quedé, hasta que lo cortaron.

María Eulalia Delgado González ©
Marzo 2009

EL PUCHERO DE BARRO (CUENTO)


CUENTO

Soy un puchero de barro muy brillante. Me compraron en un mercadillo y aquí estoy, desolado y cubriéndome de polvo.

Piluca está triste, papá se ha quedado sin trabajo. Ahora cuesta mucho llenar el carro de la compra. Trasteando en los cajones vé una carpeta pequeña. Son recetas de la abuela. Hay de todo, de carne, de pescados, de postres y cocido montañés.

-Mamá, ¿qué es cocido montañés?, aquí habla de alubias, berza, patata, compango...

La madre coge el papel y recuerda otros tiempos. -¿Y si hago yo uno?, los ingredientes no son caros- De pronto sus ojos chocan conmigo.

-¡Anda, dame trabajo!, pero no me escucha. Sí, sí, me coge, me lava y se vá a la tienda con Piluca a comprar los ingredientes. ¡Qué contento estoy!

-Piluca, me tienes que ayudar-, le dice su madre. -Hay que picar la berza.

-No os vais a arrepentir de hacer el codido conmigo-.

Y salió buenísimo, posadito. Hacía mucho que no comían así de bien. Se sentían satisfechos.

-Será cosa de hacerte trabajar-, me dijo. -Lo comeremos más a menudo.

A Piluca la veo más contenta. Me mira y me dá un beso. ¡Soy feliz, sirvo para algo!

-¿Quién quiere un cocidito?

María Eulalia Delgado González ©
Marzo 2009

IMPRESIONISMO (EL ESTANQUE DE LOS NENÚFARES)


Me seduce la magia del Impresionismo, esa pincelada de color en el sitio exacto que de cerca no te dice nada y de lejos lo ves todo. Me fascinan sobremanera algunos pintores y algunas obras concretas. Ver el Museo del Impresionismo en París sería un deleite para mis sentidos.

Paul Gauguín con sus cuadros tahitianos de costumbres indígenas y fuerte colorido, Pisarro plasmando la vida corriente y con la mancha conformando el dibujo, Paul Cezanne tan expresivo con sus pinceladas geométricas llenas de color intenso, Edgar Degás con su mundo de la ópera y sus bailarinas de ballet tan etéreas, Auguste Renoir pintaba al aire libre como Monet pero su pintura era más suave y delicada, sobre todo cuando pintaba el mundo de la mujer. De Manet me gustan todos y también otros pintores como Tolouse, Lautrec, Van Gogh, Fortuny... ¡Y pensar que el impresionismo fue una pintura tan denostada e incomprendida en su época!

Muchos cuadros son una explosión de color y movimiento, captando el instante de los fenómenos atmosféricos, lluvia, viento, nieve, hielo. La luz en cada momento del día contribuye a cambiar completamente el cuadro. El blanco es el color más difícil de pinta, los tiene todos. Lo puede comprobar cuando estuve en el Museo Sorolla de Madrid, su casa es una locura.

Siempre recordaré la tarde en que me acerqué a ver una exposición sobre Monet en el Museo Español de Arte Contemporáneo. Los barcos de Argenteuil, la Estación de San Lázaro, los ciruelos en flor, el tren en la nieve, las rocas con marea baja y otros que ahora no recuerdo.

De pronto, en una pared estaban tres cuadros grandes, Las Nifeas de la serie Paisajes de agua. Era uno pero pintado en tres momentos del día. Me empezó a temblar todo el cuerpo de la impresión que recibí al contemplarlos. El primero al amanecer, denso, profundo, con verdes terrosos. El segundo a pleno día, un estallido de color y movimiento; jugosos verdes claros con toques rosas y rojizos de los nenúfares y un toque malva en vertical dándole transparencia. El tercero ya al atardecer en el agua, se reflejaba más el follaje de la ribera y, otra vez la profundidad del agua, me dejaba perpleja.

La luz lo cambia todo, uno en tres, ¡Nunca lo olvidaré!

María Eulalia Delgado González ©
27-30 Abril 2009

martes, 5 de mayo de 2009

PARA FONCHO


Difícil tarea escribir
y con frases explicar
lo que se quiere decir,
lo que se quiere expresar.

Tu has sacado de nosotros
los más bellos sentimientos,
los recuerdos y añoranzas
del letargo en nuestros sueños.

Con las pautas de tus clases
nos has enseñado a exponer
nuestras pasiones ocultas
y nuestra timidez vencer.

Los relatos escribimos
con optimismo y alegría
contagiados de tus frases
que nos narran poesía.

Las palabras en tu boca
nos susurran melodías,
nos alientan, nos avivan
y nos llenan de armonía.

Por eso apreciado Foncho
nosotros gracias te damos
por tu esfuerzo y paciencia,
por tu tiempo regalarnos.

Esperamos que te sientas
como nosotros contigo
encantados de aprender
y de haberte conocido.

(Flor Martínez Salces ©)
"De sus alumnos"
Abril 2009

EL TREN

Imágenes nostálgicas me llevan al siglo XX, donde el antiguo tren de vapor estaba reñido con la prisa, ya quye en recorrer doscientos kilómetros se tardaba siete horas.

Y esos vagones con asientos de madera, lámparas de aceite, (candiles se llamaban), humo, carbonilla, y el inconfundible trqueteo.

Luego estaban la pareja de protagonistas, "El Maquinista y El Fogonero", de ellos nos han quedado las famosas "marmitas", ya que cocinaban en estas durante los viajes.
¡Cómo no!, los Jefes de esas bonitas y coquetas estaciones que tristemente hoy en día tienden a desaparecer.

Viajar en tren de norte a sur y de este a oeste, creo que era, dejarse guiar por las vías, pero de nuestros sueños.

La literatura y el cine se han quedado en mi memoria y retina. Aventuras como "La Vuelta al mundo en ochenta días", asesinatos como en "El Orient Express"...
Cenas en comedores lujosos con cortinajes y manteles de encaje, cojines mullidos, todo como en los mejores restaurantes de cualquier capital europea. Poder disfritar de maravillosos paisajes, ríos, bosques frondosos, valles, montañas altas y verdes, todo como si pudiésemos rozarlo con nuestras manos.

Ana Pérez Urquiza ©
Abril 2009

CARTA DE AGRADECIMIENTO A MIS AMIGOS


Queridos amigos, gracias:

Gracias por haber estado a nuestro y ahora a mi lado en los peores momentos de mi vida.

Gracias por esos dos mil kilómetros de autopista que os haceis, tan sólo, para estar escasas cuarenta y ocho horas a nuestro lado, animándonos con vuestras bromas, cenas y comidas, que ahora quedan como anécdotas inolvidables para todos.

Gracias por llamadas telefónicas, casi diarias, dándome ese calor que tanto necesitaba... Os sentía tan cerca...

Gracias por más de treinta años de amistad cuando lo pasábamos tan bien, todos tan jóvenes y alocados.

Gracias porque el día más terrible de mi vida, cuando rota de dolor, estuvisteis a mi lado en cada instante, dándome toda vuestra fuerza y cariño.

Gracias por continuar ahí, sin olvidarme, como siempre, empujando para que sea feliz ya que es lo que más deseais en mi nueva vida.

¿Sabeis?, dicen que el que tiene un amigo, tiene un tesoro. Pues bien, tengo seis.

Gracias a: Alberto, Alejandro, Elisa, Jesusa, Juan y Maite, os quiero.

Ana Pérez Urquiza ©
Abril 2009

RECUERDOS


Estamos disfrutando mucho con el Taller de Escritura. Nos ceñimos a un tema cada vez y siempre nos sale algo, y eso nos ilusiona.

Sobre el Mar fue el primero. Me fascina, y qué decir de esta Villa marinera que escogimos para vivir tan enganchada a él, mas el espectáculo grandioso de las montañas en lontananza cubiertas de nieve varios meses al año. De esos paseos por la playa “hasta el cabo”, de ver romper las olas gigantescas contra la barra, o contemplar la ria como un espejo con sus barcos de pesca, sus yates y sus barcas durmiendo hasta que se les demande trabajo; y gaviotas, muchas gaviotas revoloteando y posadas sobre el mar.

En el de La Infancia se me arremolinaban recuerdos y más recuerdos…Como en estos momentos en que me veo trepando por las rocas con mi padre para pasar de la playa de La Concha en Suances a la de Los Locos más limpia para bañarnos. Me veo arrastrada por una ola y al levantar la cabeza junto a mí estaba una roca puntiaguda, o a Comillas nuestra playa de los domingos y comidas en el Pinar con amigos

Me crié en Torrelavega, de padre burgalés y madre asturiana, mi niñez y juventud transcurrió en esos Sitios y tan pronto me veo tomándome un famoso “Chevalier” por el paseo del Espolón en Burgos. Yendo con toda la familia a pasar el día a Fuentes Blancas (junto a la Cartuja de Miraflores),a cualquier “quinta” a cenar chuletillas de cordero al sarmiento y pinchos de su famosa morcilla. Con mis abuelos y tíos a “Casa Garilleti” (ya no existe) y al “Rimbombín” (cerca de la catedral) a tomar el “claretillo” como en bicicleta con amigas a que nos moliesen un “saquín” de maíz a un molino cercano en La Isla de Colunga para hacernos mi abuela unas “tortas de borona” merendadas con un buen tazón de leche o a coger “bígaros” (caracolillos) con mis padres al “Pedrero”.

Del miedo que pasé un día en que mi abuela me dio el botijo para ir a la fuente a por agua más fresca; yo atajé por un prado (hoy lleno de chalets) y a la vuelta una vaca corriendo detrás de mí… (solté el botijo que se rompió, y salté muro que se quebró).

¡Tantos y tantos recuerdos…!

Con mi amiga Arancha al monte a coger moras, (llenábamos un cesto precioso que tenía mi madre de huevera) y se lo poníamos perdido, pero cuando llegábamos a casa nos las comíamos con leche y azúcar y ya no nos importaban los arañazos de los brazos. O con mis padres en el famoso 600; nos llevaban a merendar a los pueblos cercanos (chocolate con churros) y comparar donde lo ponían más rico; en Liérganes, Puente Viesgo, Santillana del Mar… o a la “capi” a ver los barcos grandes y pasear por el Sardinero aterrizando casi siempre en el “Chiqui” si era verano y por el Paseo Pereda y el “Lago” si era invierno.

Me estoy dando cuenta de que recuerdo mucho mi infancia y no sé si es que la revivo al ver a mis nietos o que me estoy haciendo mayor con mayúsculas.

Mª Eulalia Delgado González
22 ABRIL 2009

NUESTRO TALLER DE ESCRITURA


Somos buenísimos. Somos fabulosos. Iniciamos nuestra andadura literaria el día dos de febrero, y ayer veintidós de abril, y con motivo del Día del Libro que es hoy, organizamos nuestro primer festival de lectura en el salón de actos de la Biblioteca.

Pusimos carteles en el pueblo invitando a todo el mundo, pero la mayoría de nuestros vecinos son sin duda mucho menos inteligentes que los pocos que asistieron, y se perdieron nuestro debut. Peor para ellos.

Quisimos que nos apadrinara algún personaje importante dentro del mundo literario, e invitamos a ello al escritor y antólogo Luís Alberto Salcines, quién para poder venir anuló alguno de sus compromisos, y aceptó al instante. Personaje más versado en las artes que cultivan espíritu, no pudimos tener, porque Salcines, además de lo dicho, es Comisario de Exposiciones, Crítico de Arte, Tertuliano, Conferenciante, Jurado Literario y Artístico, Librero, Galerista y Editor . ¿Lo habré dicho todo? Gracias por ello, Luis Alberto.

Invitamos también a las autoridades locales, y aunque nuestro alcalde no pudo asistir por sus muchos compromisos profesionales, nos arroparon cuatro concejales, que no es poco.

Hizo la presentación María que es la mejor bibliotecaria de España, y también de parte del extranjero. Después habló Salcines que hizo una semblanza del Día del Libro, de lo que es un Taller de Escritura, y de algo que nos sorprendió a todos de la forma más grata posible para nuestro empeño: la posibilidad de editar un libro con los trabajos de todos en nuestro Taller.

Después leímos todos, cada cual lo que quiso de su obra. Empezó Lourdes, que lo hizo tan bien, y con tanto énfasis, que cuando leí yo que fui tras ellas, me quedé unos escalones más abajo del podium. Yo era la primera vez que leía en público, estaba nervioso aunque trataba de disimularlo; como no veía bien cogí el papel que tenía sobre el atril, y esto me delató: la hoja tembló en mis manos y no hubo forma de ocultarlo. Me siguió Ana quien también había comentado su temor a enfrentarse a nuestros oyentes, pero que lo hizo como una profesional. Isabel, no lo hizo bien, ¡lo hizo muy bien! Lali, de maravilla, y Blanca, pausada como ella es, nos deleitó con sus versos. Lines, de las últimas en incorporarse al Taller, nos sorprendió de la forma más grata, y Flor, ¿Qué decir de Flor, si todo lo bueno que se diga de ella es poco? Luego Foncho, que es nuestro maestro y nuestra brújula, leyó lo escrito por María que aunque estaba sentada con nosotros en el estrado, estaba malita y no podía leer, ¡pero como escribe de bien, la condenada! Foncho siguió leyendo lo de Carmen, ausente por enfermedad también: Que mejores pronto, Carmen, y felicidades por tu escrito. Y este hombre, que además de un poeta admirable es un trabajador nato, leyó lo de Laura y lo de Pili sentadas ambas entre el público, y que yo desde mi posición las veía allí, abajo, como dos ramas desgarradas del árbol de nuestro Taller, y añoré una vez más su compañía; pero me conformé pensando que en cuanto sus quehaceres se lo permitan volverán a nuestro lado. Por último El Maestro leyó uno de sus muchos poemas, y los aplausos retumbaron en el salón.

Cerró el acto Pablo, Concejal de Cultura de nuestro Ayuntamiento, al que todos le agradecemos que públicamente nos halla llamado "ESCRITORES", así con mayúsculas, e hizo votos porque el Taller siga adelante, cosa a la que nosotros estamos más que dispuestos.

Finalmente “nos pusimos las botas”. Esta es una frase hecha que quiere decir, que junto a nuestro auditorio nos dimos una “cuchipanda” de comer y beber. Finamente diríamos que degustamos “un vino español”. Pero eso es una fórmula cursi y poco precisa de hablar. Porque, coño, el vino que tomamos generalmente ya se sabe que es español, pero, y la reata platos y platos, y luego pasteles que hubo detrás, como se llama todo eso? ¿Eh? ¿Cómo se llama?

Pues… que se me va a hacer larguísimo esperar al próximo año para repetir.

Jesús González González
23 de Abril de 2009

lunes, 4 de mayo de 2009

UN ABRAZO



Yo no sabía recibir ni dar abrazos hasta hace poco. ¡Qué cosa tan maravillosa me había perdido!, era una necesidad que desconocía y, además, hay gran cantidad de abrazos. ¡Sí, cada momento, cada amigo, cada sentimiento!

Un abrazo es un atardecer con viento de sur y color rojo y el calorcillo propio de ese tiempo.

Un abrazo es crujiente, como desayunar en casa de la abuela, al amor de la lumbre, pan con mantequilla espolvoreada con azúcar y el chocolate.

Un abrazo es el cucurucho de papel de periódico que envuelve las castañas, calentito, sabroso, amable.

Un abrazo es lo que esperas cuando estás feliz de ver a alguien y desconoces si la otra persona lo necesita tanto como tú.

Un abrazo es la sensación de cariño, de salud, de felicidad; igual que cuando casi anochece, lo produce el viento, incansable y constante, de cara a la barra y al mar, desde la atalaya cuando hace frío y aun así, te apetece quedarte.

Un abrazo es el paseo solo o con un amigo, en silencio, agradable, y en el que de vez en cuando se oye ese suspiro, ¡largo, largo, largo!...

Un abrazo es la sensación de descanso en la cama, calentito y cómodo, después de la jornada agotadora.

Un abrazo es tener en las manos frías una tacita de un brebaje, que llene tus adentros y caliente tus manos.

Un abrazo es recuperarte de una crisis de salud sabiendo que estás apoyado de nuevo en la vida.

Un abrazo es lo que yo te doy, pensando que es lo que tú necesitas; y me sorprendo viendo que soy yo quien realmente se satisface.

Un abrazo es la palabra que te hace reír tanto, que acabas agotado pero relajado y feliz.

Un abrazo es lo que yo necesito ahora que sé recibirlos y darlos, aunque a veces dudo al entregarlos, porque quizás no sea el momento para ti.

Los abrazos que más me gustan son aquellos que defino como “integrales”, con toda la fibra expuesta a tu persona, “enteros”, “totales”, “sentidos”, oyendo tu corazón; porque “sí”, sin motivos, ¡porque te quiero!.

Y por último un abrazo es darlo con tranquilidad, para poder disfrutar de todo ese acercamiento, porque aún me queda por aprender, sujetar mis nervios y descubrir el olor que desprende esa unión, que seguro, seguro, ¡huele a cariño!

Ángeles Sánchez Gandarillas ©

En San Vicente de la Barquera,
a 22 de abril de 2009